El Consejo Rector del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana ha acordado abrir el proceso para elegir a un nuevo director. El órgano de gestión (en el que participan el Gobierno a través del Ministerio de Economía y Competitividad, la Junta de Castilla y León a través de la Consejería de Educación y la Universidad de Burgos) tomó esta decisión en una reunión celebrada ayer, pocos días antes de que venciera el contrato con el actual responsable del centro.
Alfredo Pérez-González fue nombrado a finales de 2012 por un periodo de dos ejercicios y ahora, cuando tiene 73 años, previsiblemente será relevado por otra persona encargada de iniciar una nueva etapa en el Cenieh. Quien resulte elegido tendrá ante sí el reto de ‘pacificar’ una de las piezas del Solar de Caballería, que desde su nacimiento no ha logrado escapar de las polémicas.
Aunque debiera ser un lugar que no destacara por sus conflictos internos sino por su producción científica, desde sus inicios ha vivido la marcha de investigadores, dimisiones o amago de las mismas (así ocurrió con su primer director, José María Bermúdez de Castro) y una falta de sintonía con el equipo de Atapuerca que hace unos días reconocía en estas mismas páginas Eudald Carbonell, uno de los tres codirectores.
Ciencia en crisis
Muy afectado por la crisis, como el resto de instalaciones científicas españolas, el centro no ha podido cumplir con las expectativas iniciales de personal que se habían planteado en el momento de su arranque en julio de 2009 (fue el primero de los edificios del Complejo de la Evolución en ser inaugurado).
Las dificultades de contratación han mermado a su personal, aunque no han impedido adquirir un equipamiento que incluso los críticos con la dirección reconocen como puntero, aunque en ocasiones se hayan duplicado esfuerzos con la Universidad de Burgos. Ahora el nuevo director o directora deberá seguir lidiando con los recortes, avanzar en el proceso de recuperación de los fósiles dispersos en distintos centros de investigación y recuperar la sintonía con Atapuerca.
Precisamente Alfredo Pérez-González, el director ya saliente, es un reputado doctor en Ciencias Geológicas por la Universidad Complutense, estuvo vinculado durante años a las excavaciones, y por ello obtuvo el Príncipe de Asturias en 1997 junto al resto del equipo.