Las denuncias por hacer botellón descienden un 72% en el año 2012

I. Elices / Burgos
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Fuerte retroceso. El ejercicio pasado la Policía Local multó a 99 chavales por beber en la calle, cuando en 2011 castigó a 360

Más duros con los reincidentes. La nueva Ordenanza de Drogodependencia de Burgos entrará en vigor el próximo día 22 de enero. - Foto: DB/Luis López Araico

El botellón no ha desaparecido, pero quienes lo practican -la gran mayoría jóvenes- se alejan de las zonas más concurridas, escarmentados por las multas que la Policía Local les ha impuesto durante los últimos años. En 2012, las denuncias por beber en la calle no alcanzaron el centenar (99, en concreto), cuando en 2011 fueron presentadas la friolera de 360 en total, lo que representa una reducción del 72,5%.

Las intervenciones policiales el pasado año llegaron a 179, por las 355 del ejercicio precedente. Como es lógico, los litros de alcohol decomisados también han bajado, a 102, mientras que en 2011 la cifra llegó a los 233. En 2012 fueron identificadas 131 personas por beber en la vía pública y un año antes, 426.

¿Qué ha sucedido? ¿Acaso el Ayuntamiento se mostró en 2012  más indulgente con los botellones? No parece el caso. La Policía Local recibe las mismas consignas que en años anteriores, en el sentido de controlar aquellas zonas de la capital más frecuentadas por los jóvenes que hacen acopio de bebidas en el supermercado para tomarlas en la calle. Los agentes patrullan por los mismos lugares, pero encuentran menos movimiento. ¿Tal vez la Unidad de Policía Administrativa -encargada del cumplimiento de las ordenanzas- ha trabajado menos en 2012? Al contrario, la estadística dice que el año pasado llevaron a cabo 7.370 intervenciones en todos los ámbitos, por las 5.955 de 2011. Así que una supuesta huelga de bolis caídos tampoco explica la disminución de denuncias.

Las causas hay que buscarlas en el propio comportamiento de los jóvenes. Para empezar, desde la Policía Local reconocen que el botellón sigue existiendo. De hecho, hasta el Ayuntamiento siguen llegando quejas de distintos puntos de la ciudad en las que instan al Consistorio a intervenir. Últimamente, en Villatoro se ha instaurado el hábito de beber en la vía pública el fin de semana y por las mañanas las calles aparecen repletas de inmundicia.

Uno de los factores que más influye en la reducción de intervenciones es que los jóvenes se alejan de las zonas más concurridas.  Sigue habiendo grupos que beben en Fernán González, pero son muchos menos que antes. Ahora, con el fin de eludir a la Policía Local, buscan lugares más alejados, escondidos, «donde saben que no molestan a nadie y por tanto no van a suscitar las quejas de los vecinos». Por ello, muchos chavales se suben en la actualidad hasta lo alto del Castillo para hacer botellón. No es que de repente se hayan vuelto más cívicos es que han visto las orejas al lobo en años anteriores y saben que la Policía Local no va de farol cuando les identifica. «Las denuncias llegan a casa» y hay que pagar las multas, aunque sean de escasa cuantía -30 euros-.

La actividad que la Policía Local ha desplegado en los ‘botellódromos’ ha tenido un evidente efecto disuasor sobre los jóvenes burgaleses. Desde 2009 el Ayuntamiento ha ejercido una estricta vigilancia en los lugares más frecuentados para beber, tal como muestran las cifras. En aquel año fueron denunciadas 546 personas, más de 10 de media cada fin de semana. Al ejercicio siguiente, en 2010, la cifra bajó a 480, 9 cada sábado y domingo del año. Y en 2011, 360, 7 de promedio.

Otra de las causas del descenso en el número de intervenciones policiales es que cada vez son más los jóvenes que disponen de locales compartidos -chamizos- para reunirse y tomar alcohol los fines de semana. La Policía Local sabe de la proliferación de estos lugares de reunión porque cada año interviene más por los problemas de ruido que generan estos sitios en los vecinos. Y es que, ante la imposibilidad de muchos propietarios de dar salida a esos locales alquilándolos a empresarios -por la crisis- optan por sacarles un rendimiento -mucho menor- ofreciéndoselos a grupos de jóvenes.

Aparte de estos factores, también influye el hecho de que muchos establecimientos hosteleros «intentan recuperar la clientela juvenil con el lanzamiento de ofertas de dos por uno, horas felices y demás fórmulas de promoción», señalan fuentes policiales. Con lo cual los jóvenes sienten menos necesidad de beber en la calle antes de acudir a los establecimientos hosteleros.