El placer de disfrutar de la naturaleza

Belén Antón
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El pinar y los lugares de ocio que hay en torno a él son los puntos más visitados de Quintanar durante el verano, igual que sus piscinas, terrazas y sombras de la Plaza Mayor

Yolanda y Manuel, con Paula y su sobrina Ana, en De Pino a Pino. - Foto: Azúa

 
E l verano y las vacaciones son una época para moverse, conocer sitios o simplemente para relajarse y buscar la mejor manera de combatir el calor. Quintanar de la Sierra, rodeado de envidiables parajes de pinos y otros muchos atractivos naturales, es un buen lugar para aquellos que prefieren huir de la ciudad y disfrutar de la montaña y del aire puro en las vacaciones, a la vez que ofrece muchas posibilidades para que quiénes residen en él puedan disfrutar de la época estival. Esto es un día de verano en Quintanar.
 La Plaza Mayor de la villa, gracias a la sombra que ofrecen sus árboles, en un punto de encuentro durante todo el día. Allí, en sus bancos, es fácil ver a grupos de personas más mayores, pero sobre todo a jóvenes y niños, que bajo la mirada de sus madres aprovechan para jugar al aire libre. Entre esas madres se encuentra Amparo de Pablo. «Estamos todo el día en la calle, desde por la mañana hasta por la noche. No entramos en casa para nada. Por las mañanas solemos estar en la plaza y por la tardes vamos a la piscina», comenta mientras sus pequeñas, Aitana y Amaia, juegan con sus primas a la comba. 
Aunque Amparo es de Madrid, sus padres y su marido son naturales de Quintanar. «De pequeña venía a casa de mis abuelos a pasar el verano, y ahora lo sigo haciendo. Vengo con mis hijas y estamos casi dos meses aquí, menos unos días que nos vamos fuera. También nos gusta mucho comer en el monte, ya que hay sitios habilitados para asar chuletas o preparar una paella, y las niñas están allí muy bien. Solemos ir también a Sanza o a las lagunas. Lo más llamativo de Quintanar es el pinar, y disfrutamos en él», explica Amparo. 
También en la plaza, pero en la terraza de un bar, se encuentran Marivale Herrero y su hija Adelaida García tomando el vermut. «Hace un día precioso y hay que aprovecharlo y qué mejor que disfrutando de estas vistas, el Ayuntamiento y la Plaza Mayor, que son preciosos», cuenta Marivale, de 84 años y quintanara por los cuatro costados, aunque reside de manera habitual en Burgos. «Cuando empiezan las fiestas vengo y ya paso aquí una temporada. Me gusta estar en la calle, andar, comer en el camping, ir a la piscina con la nieta y tomar el vermut», afirma Marivale, que para las tardes, tiene otro plan. «Nos sentados en mi corraliza con las vecinas, tomamos café y pastas y nos dan las diez de la noche hablando», dice. 
Cerca de ellas, y con mochila a la espalda, pasan Joana Núñez y Jordi Prat, una pareja de Tarragona que durante 10 días se hospeda en la Posada de Casajeros, localidad pinariega de Soria, y aprovechan para conocer los pueblos del entorno. «Estamos aquí casi por casualidad. En el trabajo había una serie de destinos, me apunté a varios y me tocó este», explica Jordi, mientras pide referencias de algún sitio para comer en la villa antes de subir a las lagunas de Neila.
De paso por la localidad serrana también estaban Teófilo Berdad y Margarita Abajo y Germán Peña y Julia Montes, dos parejas amigas de Espinosa de Cervera y de Caleruega que se acercaron hasta la Casa de la Madera de Revenga, donde también visitaron la necrópolis. «Hemos salido a conocer más nuestra tierra, porque siempre vamos a ver lo de fuera y se nos olvida lo más cercano», explican. Su intención era seguir después hacia Soria, ver Castroviejo en Duruelo y acabar en la Playa Pita. En la Casa de la Madera aprovecharon para ver la muestra de acuarelas de Miguel Ángel Vinuesa y una exposición sobre mariposas, con fotografías de Santos Vicente y textos con curiosidades sobre estos animales.
 
aventura y agua. Muy cerca de la Casa de la Madera, en el paraje de Revenga, se encuentra De Pino a Pino, el parque de aventura en los árboles más grande de España. Un lugar no apto para cobardes y otra opción para los días de verano. Allí están Yolanda de Juan y Manuel Hermoso con su pequeña Paula y su prima Ana, de Bruselas. «Vivimos en Zaragoza, pero tenemos familiares en Quintanar y siempre reservamos unos días de las vacaciones para pasarlos aquí y así aprovechamos para reunirnos con otros familiares que viven en Bélgica», explica él. 
«Me gusta este parque porque te enseña a estar en equilibrio y en Quintanar disfruto con la piscina, estando con mi familia y teniendo buen tiempo», comenta Ana, mientras observa como su prima, de casi tres años, se desliza sin miedo por una tirolina. Durante sus días en Quintanar, Yolanda, Manuel y su familia, aprovechan para disfrutar de actividades en el bosque. «Nos gusta comer fuera, hacer barbacoas, jugar en el río y sobre todo, poder respirar aire fresco, ya que en nuestro día a día vivimos más rodeados de asfalto que de naturaleza», señala la mamá, viendo como Paula es toda una aventurera. 
Dentro del mismo parque, en el circuito llamado Desafío, se encuentran unos expertos en la materia, ya que es el quinto verano que entran a De Pino a Pino. Son los hijos de Marta Garachana y Fernando, y los de sus amigos Deisdre y John. «Vivimos en Irlanda, en la ciudad de Dublín, y en verano solemos venir dos semanas a casa de nuestros amigos, a Salgüero de Juarros», explica Deisdre. «Nos conocemos desde hace mucho tiempo y siempre en verano buscamos los días para vernos», comenta Marta. Durante esos días, la visita a Revenga es obligada, «venimos por los niños, les gusta repetir, y ya aprovechamos para pasar el día por la zona, porque es muy bonita», comenta Deisdre. 
Una alternativa a la aventura es refrescarse en las piscinas, otro punto de encuentro. Allí están Sonia López y sus amigas Isabel, Sonia y Pili. «Los niños solo quieren estar aquí, además, el entorno está muy bien cuidado y las piscinas muy limpias», comenta este grupo de madres, que comparten otros momentos de ocio durante el curso, ya que residen de manera continua en la villa serrana. «Durante el verano aprovechamos para estar con los niños en la calle, piscina, en el merendero del camping o en Sanza; también vamos a pueblos cercanos cuando son fiestas. Por la noche ellos juegan al bote bote y por las mañanas a veces van a cursos o talleres». 
Pegando a las piscinas se encuentra el camping, donde familias de fuera disfrutan de Quintanar de otra manera, como Patxo e Inma, de Bilbao. «Hace 4 años vine a la marcha cicloturista a las lagunas. La idea era estar aquí dos días y luego ir a otro sitio, pero nos gustó tanto que nos quedamos más días y hemos vuelto cada año», dice Patxo.