El albergue municipal ha atendido a 16.351 sin techo desde 2005

Gadea G. Ubierna / Burgos
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Hace diez años que este recurso del Ayuntamiento, que pretende sacar del riesgo de exclusión a las personas sin hogar, se trasladó de Eduardo Martínez del Campo a la nueva sede que Cáritas tiene en la calle San Francisco

Casi dos mil personas sin hogar inauguraron en 2005 la nueva sede del albergue municipal para transeúntes, que se trasladó de la calle Eduardo Martínez del Campo a San Francisco; concretamente, a las dependencias de la entidad que lo gestiona y con la que habitualmente se asocia a este recurso del Ayuntamiento: Cáritas. La entidad vinculada a la Iglesia católica ha atendido y acompañado desde entonces a 16.351 personas que no solo carecían de un techo bajo el que dormir, sino que en muchas ocasiones llegaban a las instalaciones con una mochila mucho más pesada que la de las propias pertenencias: problemas asociados al consumo de drogas y/o alcohol o, cada vez con más frecuencia, a las enfermedades mentales. En 2014, último año con datos, durmieron allí 1.288 personas, un 35% menos.

El traslado a la calle San Francisco no pudo ser más oportuno, porque hacer frente a una crisis económica como la que todavía sacude al país con los recursos de los que se disponía en Eduardo Martínez del Campo hubiera sido muy difícil. La organización benéfica explica que el cambio fue «una verdadera transformación. Supuso un salto cualitativo en cuanto a la calidad del servicio y al modelo de intervención, que pasó de dar una cobertura básica a abordar el acompañamiento de un modo más técnico e integral». Un planteamiento que obligó a duplicar presupuestos y personal destinado a la intervención social y educativa; algo imprescindible para cumplir con el objetivo de que el paso por el albergue no sea exclusivamente la respuesta a un problema circunstancial, sino que sirva para sacarlos de la situación de exclusión en la que se encuentran las personas sin hogar. Sobre todo aquellos que no encajan del todo en el perfil del transeúnte, esa persona que está de paso en Burgos y que, como mucho, pernocta dos noches cada tres meses; sino en el de persona sin techo y todo lo que eso conlleva.

  Fuentes de Cáritas explican que el perfil del colectivo que estrenó las cuarenta camas de las que dispone este albergue es muy distinto al de hoy. Entonces había mucha más rotación de transeúntes extranjeros (suponían el 44% del total y ahora el porcentaje ronda el 36%), las estancias eran más cortas, la edad media más alta y había menos problemática asociada a la enfermedad mental.

Ahora, esta última particularidad se detecta en tres de cada cuatro usuarios. «Se destaca la situación de personas convalecientes de alguna enfermedad o intervención que, una vez que son dadas de alta, al estar solas, viven de manera que se hace muy complicado el seguimiento y la recuperación adecuada», explican. A esto hay que añadir que son más jóvenes y atraviesan unas dificultades que les obligan a permanecer en el albergue más tiempo que hace diez años. Es decir, las cifras oficiales del Ayuntamiento revelan que hay menos personas atendidas al cabo de un año, pero no tanto porque haya menos sin techo, sino porque la pobreza se ha cronificado y ahora se necesita el doble de tiempo para resolver la situación que los ha llevado a la calle.

Un baile reivindicativo

En este 2015 termina la campaña europea ‘Nadie sin hogar 2010-2015’, un hecho que Cáritas Burgos ha aprovechado para reivindicar que se alcance un compromiso que permita que España se acerce un poco más a ese reto. Por ese motivo, ayer se organizó un baile espontáneo y reivindicativo frente al Museo de la Evolución Humana.