Mientras esas líneas se escriben, los Reyes Magos salen al encuentro de los niños en toda España y, por supuesto, también en Burgos, en Miranda de Ebro y en Aranda de Duero. Los responsables técnicos de los principales clubes futbolísticos de las tres ciudades sin duda desean que esta noche hagan una parada en sus instalaciones y les traigan algún regalo en forma de jugadores o, al menos, de la cantidad de dinero necesaria para afrontar el fichaje de aquellos que puedan dar un salto de calidad a la plantilla.
En Anduva Carlos Terrazas, como siempre, será muy exigente con Sus Majestades y no aceptará una baratija para cumplir el expediente. Sin duda la trayectoria del Mirandés durante la temporada hará que Terrazas sea quien menos ilusión tenga por ver qué hay junto al árbol, pero no pondrá mala cara a todo aquello que pueda llegar, por supuesto con su visto bueno previo. Con Urko Vera en el mercado muchos piensan en recuperar ese delantero que metió goles a porrillo hasta junio (sin duda nadie haría ascos a tal posibilidad), pero no es quizás lo que necesita el equipo más goleador de la categoría. Muchos pedirán a Melchor, Gaspar y Baltasar que el conjunto rojillo reciba menos goles y se parezca defensivamente a lo que fueron las señas de identidad del Mirandés, pero, ¿a costa de variar el sistema y presenciar partidos más cerrados? No está yendo mal así, aunque todo, siempre, es mejorable.
Seguro, por contra, que los Reyes Magos se pasan algún día de enero por El Plantío. Porque, de no hacerlo, al Burgos Club de Fútbol no le quedará más remedio que sufrir de lo lindo hasta mayo. En las últimas semanas ha perdido a su mejor central, Pérez, se está aún a la espera de conocer el alcance de la lesión de Pepe Delgado y en ataque Ángel Viadero tiene que pasar el rato siempre con los mismos juguetes. A orillas del Arlanzón se hace preciso un defensor con galones, un medio con criterio y buen manejo del balón y un punta que vea puerta con facilidad. Si Sus Majestades aciertan con los tres obsequios el Burgos estará aún a tiempo de pelear por regalar, en contraprestación, al menos un partido más a sus abonados una vez que termine la fase regular.
Y otro lugar en el que se espera a los Reyes Magos es El Montecillo. La primera vuelta ha dejado poco de carbón y mucho de dulce para la Arandina de Javier Bermúdez, pero sabe el técnico vasco que lo bueno dura poco. Ha sufrido en sus propias carnes las lesiones y lo que supone tirar con una plantilla corta, además de que ahora esta se ha visto reducida por el adiós de Manu Rodríguez y la cesión de Obispo, un regalo que se esperaba y que finalmente será devuelto sin haber roto el envoltorio. Y, como parece que los problemas de Álex se eternizan, junto al abeto podría encontrarse, además de un lateral polivalente y un mediocentro, otro portero.
Las peticiones de Terrazas, Viadero y Bermúdez a los Reyes están claras, y también la necesidad de que estas demandas sean satisfechas. Pero, como siempre, lo difícil no es redactar la carta, sino seleccionar lo que se quiere, encontrarlo en el mercado, que no te cuelen una imitación burda de aquello con lo que llevabas semanas soñando y, sobre todo, saber darle el uso apropiado.