«El mayor logro de la educación es la gratuidad»

B.G.R. / Burgos
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El catedrático emérito de la UNED Samuel Gento, natural de Pampliega, repasa su trayectoria en la docencia después de recibir el Honoris Causa por la Universidad de Letonia. Ha sido desde maestro hasta inspector

Recibiendo la máxima distinción de la institución del país báltico. - Foto: DB

Más de medio siglo dedicado a la docencia; tanto en primera línea, impartiendo clase en Primaria, Secundaria y Universidad, como en los despachos, siendo durante un tiempo inspector de Educación, han concluido con el máximo reconocimiento que otorga una institución académica. Samuel Gento, Pampliega 1941, ha sido investido doctor Honoris Causa por la Universidad de Letonia, una distinción que sirve de colofón a su carrera, que no a sus ganas de seguir aprendiendo, algo en lo que nunca se jubilará.

Inició su trayectoria con 18 años recién cumplidos en la escuela de Los Balbases, después de cursar Magisterio en Burgos. Todavía recuerda aquel primer día de clase en el que se enfrentó con algo de temor a la «vitalidad» de un grupo de niños. Y de igual forma no olvida la que fuera su última jornada en las aulas ya como catedrático de Universidad. Entre medias, rememora su época como profesor de instituto, al igual que el tiempo que pasó como inspector de Educación, primero en Burgos y más tarde en Madrid.

De todo guarda gratas anécdotas, como el éxito del concurso escolar sobre el Milenario del Castellano que promovió a finales de los 70 desde la Dirección Provincial burgalesa. Pero si hay alguna faceta que subraya por encima del resto esa es la de maestro. «Me gusta ese contacto con la realidad y siempre he tratado de ayudar directa o indirectamente a mejorar la educación», comenta a través del teléfono desde su residencia en la capital de España.

Samuel Gento, junto a su mujer y sus hijas, momentos antes de ser reconocido con la distinción académica en Riga, capital de Letonia.Samuel Gento, junto a su mujer y sus hijas, momentos antes de ser reconocido con la distinción académica en Riga, capital de Letonia. - Foto: DB Con ese espíritu de enseñar desde la realidad, este burgalés dio el salto a la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), dejando atrás las tareas administrativas. Profesor titular primero y catedrático de didáctica después, puso en marcha un máster en tratamiento educativo de la diversidad en el que colaboran varias instituciones académicas europeas, entre ellas la de Letonia. Fue así como comenzó el contacto con el país helvético, que fue estrechándose hasta que el pasado mes de septiembre recibió su máxima distinción, doctor Honoris Causa.

Jubilado desde hace dos años, sigue manteniendo responsabilidades educativas y en constante preocupación y aprendizaje del ámbito que ha marcado su vida: la educación, cuya evolución en este tiempo explica gráficamente trasladando la imagen de las aulas de los años sesenta y las actuales. De la enciclopedia se ha pasado a la tableta, con más medios y más motivadores que los que había antes. Sin embargo, cree que se vive una «situación crítica» en los últimos cinco años por los recortes y la «pérdida de entusiasmo de los profesores», algo que califica de «importante problema».

Clima afectivo

En su opinión, la participación de los padres de la educación, que resulta «deseable», «no se ha entendido bien», perdiéndose a veces el clima afectivo de la escuela, sobre todo en Secundaria. «Hay que recuperar la autoridad del profesor y su reconocimiento social», manifiesta. Ya en las etapas más avanzadas, que conoce como catedrático universitario, asegura que la situación actual también ha afectado a la universidad, en la que debería retomarse el «valor del esfuerzo». «El logro más importante de la educación es la gratuidad y sustituirla por un sistema de becas o créditos no es la mejor solución», precisa, al tiempo que subraya que la respuesta más avanzada e igualitaria pasa por que «todo el mundo que quiera pueda estudiar».

En este mismo ámbito, Gento aboga por establecer sistemas de selección del profesorado que acrediten su «auténtica» autoridad académica. Porque, en su opinión, muchas veces la política se ha metido en la Universidad y esos procesos de elección están salpicados por «intereses espurios».