La segunda fase de iluminación de la Catedral, que incidirá en los elementos arquitectónicos del monumento, está a la espera de que se consigne una partida en los presupuestos del Ayuntamiento, aún sin aprobar y que en la actualidad están siendo objeto de ajustes, según confirmó el concejal de Fomento, Ángel Ibáñez.

El proyecto elaborado por el arquitecto Antón Amann está ya terminado, aunque deberá superar los correspondientes trámites administrativos en el Ayuntamiento, la Dirección General de Patrimonio de la Junta y la Unesco, al tratarse de una actuación en un bien Patrimonio de la Humanidad.

Precisamente esta iluminación se puso ayer como «ejemplo a seguir» en bienes patrimoniales ante expertos de los diez países que participan en el programa europeo Plus, que desarrolla estrategias para la iluminar de manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente empleando nuevas tecnologías. Amann subrayó la importancia de apostar por la iluminación como un valor patrimonial más de la ciudad y felicitó a Burgos por ello. «El de la Catedral es un modelo pionero en España que pretende que la propia iluminación del entorno se integre con el monumento, de modo que lo uno sin lo otro no se entiende bien. Esperemos que sea una semilla que se extienda a otros elementos patrimoniales de Burgos y del resto de España», indicó.

Este experto apuntó que la «cultura de la luz» ha llegado a España más tarde que a otros países, por lo que hay muchos ejemplos de iluminación excesiva para destacar algún elemento concreto con el correspondiente desequilibrio de todo el entorno, además de consumir demasiada energía y elevar el gasto. También indicó que un buen sistema de iluminación supone entre el 5% y el 10% del coste de urbanización.