La mortalidad en la N-I duplica a la del resto de carreteras

I.E.
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El Ministerio de Fomento admite que el trazado del tramo Rubena-Fresno «incumple la ley», por lo que urge «reducir la peligrosidad»

No es de extrañar que una de las primeras decisiones del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, fuera la de liberalizar la AP-1 y suprimir los peajes a partir del 30 de noviembre de este año, fecha en la que finalizaba la concesión -tras tres prórrogas- a Europistas. En el último informe que ha elaborado su departamento para aprobar la declaración de urgencia de las expropiaciones para ejecutar la mejora del tramo Rubena-Fresno de la N-I, la Demarcación de Carreteras de Castilla y León Oriental subraya que «el índice de mortalidad» en esta vía -del 1,7- «es el doble» de la media de las carreteras convencionales de la Red Estatal, situada en el 0,83. Más claro, imposible.

Con informes tan demoledores como éste, «¿un ministro puede mirar para otro lado y hacer la vista gorda?», se pregunta Rafael Solaguren, portavoz de la Plataforma de la N-I. Parece que no. La exposición de motivos para justificar esa declaración de urgencia contiene más argumentos relacionados con la escasa seguridad de la nacional. Así, el documento al que ha tenido acceso este periódico señala que «el tramo objeto de este proyecto presenta una gran cantidad de accidentes, debido a que no existen vías de servicio para el tráfico local y a la presencia de accesos directos (a nivel) a la carretera».

Y es verdad, entre Rubena y Fresno de Rodilla se hallan algunos de los cruces más peligrosos de la N-I. Entre ellos figura el que conecta con la carretera de Atapuerca. Los vehículos que circulan hacia el norte han de frenar para girar a la derecha, con el peligro de sufrir una colisión por alcance. Quienes transitan hacia la capital han de detenerse en mitad de la calzada y girar a la izquierda atravesando un carril, con el riesgo que entraña en una vía con tanto tráfico. Hay quienes se decantan por usar una raqueta improvisada que concede algo más de seguridad a la maniobra, pero no mucha.

En las salidas y entradas a la gravera de Rubena y la raqueta -con un cambio de rasante en curva muy cerca- para entrar en Quintanapalla los usuarios de la nacional también se juegan la vida. El principal objetivo del proyecto de reforma del tramo pasa por «eliminar los accesos directos existentes, redistribuyendo las conexiones a través de viales nuevos que recorren el tronco y conectan con la N-I mediante 2 enlaces».

El informe que acredita el trámite de urgencia añade otro argumento. Admite que «el trazado en planta y alzado del tramo contiene multitud de alineaciones que no cumplen la normativa vigente, poniendo de manifiesto la necesidad urgente de mejoras con el fin de reducir su peligrosidad».

Y no queda ahí la cosa. La Demarcación de Carreteras del Estado Castilla y León oriental advierte también de otro riesgo, el de la gran afluencia de camiones. «La presencia de vehículos pesados es de casi el 50% de los que utilizan la vía, con su incidencia sobre la seguridad y la capacidad de la carretera», sentencia.