Un mundo más longevo

AGENCIAS
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La esperanza de vida en el planeta aumentó de 65,3 años en 1990 a 71,5 en 2013 al disminuir las tasas de mortalidad en la población por dolencias infecciosas y patologías del corazón

Un mundo más longevo

Las personas están viviendo más tiempo en todo el mundo en comparación con hace dos décadas porque han disminuido las tasas de mortalidad por enfermedades infecciosas y patologías cardiovasculares, según concluye una investigación con datos específicos de cada país sobre las causas de muerte de 188 países y publicada ayer en la revista The Lancet.

Los motivos de muerte varían ampliamente según el territorio, pero, a nivel mundial, los trastornos por consumo de drogas y la enfermedad renal crónica explican algunos de los mayores aumentos de los fallecimientos prematuros desde 1990. Las tasas de mortalidad de algunos tipos de cáncer, incluyendo el de páncreas y de riñón, también han subido.

Al mismo tiempo, los países han hecho grandes avances para disminuir la mortalidad por enfermedades como el sarampión y la diarrea, con un 83 por ciento y 51 por ciento de reducción, respectivamente, entre 1990 y 2013. A nivel mundial, tres patologías, enfermedad isquémica cardiaca, accidente cerebrovascular y dolencia pulmonar obstructiva crónica (EPOC), se llevaron el mayor número de vidas en 2013, casi el 32 por ciento de todas las muertes.  

Los autores encontraron que incluso con grandes mejoras en la longevidad en los países de bajos ingresos, los  desafíos de la salud a los que se enfrentan países como Bolivia, Nepal y Níger son muy diferentes a los de naciones como Japón, España y Estados Unidos. Los retos de la sanidad de muchos Estados de ingresos medios, como China o Brasil, están también más cerca de los de EEUU.

La edad promedio de muerte subió de 46,7 en 1990 a 59,3 años en 2013, como resultado de la disminución de la fertilidad y un cambio demográfico en la población mundial hacia edades más avanzadas.

El número de personas que fallecen de ciertas patologías, como enfermedades del corazón, ha aumentado a medida que la población crece, pero la disminución de las tasas de mortandad por edad para estas condiciones es una señal de progreso. Los índices de personas que perdieron la vida por cáncer de mama, cuello uterino y colon, han bajado, pero aumentan los de páncreas, riñón y el linfoma de Hodgkin.

«La gente hoy es menos propensa que sus padres a morir a causa de ciertas enfermedades, pero hay más personas de edades más avanzadas en el mundo», señaló el director del IHME, el doctor Christopher Murray.  

Respecto a la esperanza de vida, aumentó en ambos sexos de 65,3 años en 1990 a 71,5 en 2013, con mayor avance para las mujeres que los hombres, con una expectativa vital de la mujer al nacer que ha subido 6,6 años mientras la del hombre ha aumentado 5,8. Si las tendencias en los últimos 23 años se mantienen, en 2030 la esperanza de vida femenina mundial será 85,3 años y la masculina, 78,1 años; y la conjunta de 81,7.

Edades y sexos.

Sin embargo, persisten las disparidades entre los grupos de edades y países. En todos los conjuntos de edades, excepto los de 80 y más años, la mortalidad ha disminuido más en mujeres que en hombres. Los varones de entre 30 y 39 años y los mayores de 80 mostraron algunas de las caídas más pequeñas.

La brecha de género en las índices de muerte de los adultos entre las edades de 20 y 44 años es cada vez mayor, con el VIH, la violencia interpersonal, los accidentes en la carretera, y la mortalidad materna como algunas de las condiciones fundamentales responsables. En el caso de los niños menores de cinco años, las enfermedades diarreicas, las infecciones del tracto respiratorio inferior, los trastornos neonatales y la malaria siguen siendo las principales causas de fallecimiento.

El aumento de la esperanza de vida en África subsahariana fue impulsado principalmente por la reducción de las muertes por diarrea, infecciones de las vías respiratorias y los trastornos neonatales.  

La diabetes y la enfermedad renal crónica disminuyó la vida en muchas regiones ricas, incluyendo América central; trastornos mentales tuvieron un impacto negativo, especialmente en América del Norte.

En Europa oriental y Asia central, la cirrosis restó esperanza de vida, mientras el sida fue una de las principales causas de muerte en el sur de África subsahariana.

Los principales factores de defunción a nivel mundial en 2013 fueron: cardiopatía isquémica (8.139.900), derrame cerebral (6.446.900), EPOC (2.931.200), neumonía (2.652.600), Alzheimer (1.655.100), cáncer de pulmón (1.639.600), lesiones en carretera (1.395.800) y VIH/sida (1.341.000).