«He trabajado 42 años y solo me quedan 28 euros de paro»

G. Arce / Burgos
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Asunción Arce, de 58 años, y Vicente Santamaría, de 43, explican la delicada situación actual en la que viven tras su experiencia laboral

Llevaba 42 años y un mes trabajando en Ory. Cosía la ropa de baño. El pasado 10 de abril fue despedida junto con otras 60 compañeras. Tenía un contrato fijo discontinuo desde hace 4 años, es decir, que durante el tiempo que duraba la campaña de confección tenía un contrato fijo y en los meses de inactividad cobraba el seguro de paro. «A mí solo me ha quedado un día de paro: 28 euros con algo. No me queda más...», se lamenta. La cifra suena ridícula pero la verdad es que lleva 10 meses generados de paro «aunque no me dejan cogerlos si no trabajo otro mes... Me he quedado en la calle, sin trabajo ni paro, hasta que me jubile a los 61 años dentro de tres años», detalla.

Tampoco las tiene todas consigo porque teme que si trabaja solo el mes que necesitaría [para cobrar los 10 meses generados de paro] «luego no me puedo jubilar hasta los 63, lo que no sé qué es peor...».

Asunción recuerda las dificultades vividas en los últimos años en Ory: «Hemos tenido varios ERE y luego 4 años con trabajo fijo discontinuo... Esperaba terminar mi vida laboral, después de 42 años, prejubilada, pero nunca sin un duro... Siempre he aceptado trabajar alguna hora de más para atender un pedido extraordinario... He sido generosa y no me importaba...». Afortunadamente, en su hogar entran los ingresos de su marido, lo que también le impide solicitar otros subsidios de desempleo. «Tendría que tener una situación muy lamentable para recibir ayudas...».

Como Asunción, hay otras cuatro despedidas en Ory y muchas más paradas de edades «complicadas», a partir de los 50 años. Están en un limbo laboral muy complejo «a punto de llegar a la meta  pero sin saber a dónde ir. Yo lo veo como una auténtica injusticia que es necesario cambiar», sentencia.

Vicente Santamaría, 43 años

«Son momentos dificiles pero intento que mis hijas no los sufran»

Padre de dos niñas de 10 y 5 años, le quedan por cobrar unos tres meses de las ayudas para el Programa de Recualificación Profesional (Prepara), al que ha llegado porque no ha cotizado lo suficiente para generar prestaciones por desempleo. «He trabajado toda la vida -nunca en negro- hasta que llegó la crisis...», matiza. Lo ha hecho saltando «de un sitio a otro», en varios concesionarios de automóviles, como capataz forestal, en empresas de calderería y soldadura, en labores de mantenimiento en la planta de Repsol en Tarragona, en las obras de construcción de Kronospan en Salas de los Infantes y en Jardines de Burgos, donde trabajó hasta el pasado mes de octubre... Afortunadamente, reconoce, su mujer tiene un empleo a media jornada «y aunque se nos acumulan deudillas, vamos superándolas, aunque puede que llegue un momento en el que no podamos pagar ni la hipoteca». Su experiencia en una familia de 8 hermanos es hoy un grado...

Siempre ha sido temporal y ha ido gastando las prestaciones generadas, los subsidios y ahora le quedan los 450 euros del Prepara, ayuda que dura hasta 6 meses. «Además del dinero, lo único que me mandan es información de cursos que me los tengo que pagar yo, que no tengo nada...». Los 450 euros que cobra a final de mes, detalla, le sirven «justo» para pagar la letra mensual de la hipoteca del piso.

«Dicen que la economía se está levantando pero yo veo todo como muerto, los políticos no conocen la realidad de la calle y viven en un mundo diferente. No he visto peor año que este y el 2013, dado que en 2014 estuve trabajando casi todo el año en una parada de mantenimiento de Repsol, en Tarragona... Tampoco estoy contento con la ciudadanía : somos muy conformistas y no se moviliza para intentar cambiar las cosas», decía hace unos días, antes de las elecciones, mientras se concentraba en la Plaza Mayor protestando por la situación de los trabajadores de Jardines de Burgos.