La Protectora está desbordada

H. Jiménez / Burgos
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En sus instalaciones hay el doble de animales de lo que su capacidad real aconsejaría. Casi cada día amanece un ejemplar atado a su puerta, incluso perros de raza de gran valor

Reportaje sobre la Sociedad Protectora de Animales, de sus problemas de espacio y su quehaceres cotidianos - Foto: DB/Miguel Ángel Valdivielso

Una mañana les dejaron un yorkshire. Otra un cocker. Gatos persas, pastores alemanes. Ejemplares que valen un dinero, por los que los dueños pagaron unos cientos de euros y que ahora, por desidia o por problemas económicos, no quieren mantener. La Protectora de Animales de Burgos se está viendo desbordada en los últimos meses por la cantidad de animales que se ve obligada a atender, con los mismos medios aunque con el doble de trabajo.

«Nos ponen excusas de todo tipo. Que si era de su padre y él no lo quiere, que si tiene problemas con la pareja... Pero sabemos que en muchos casos hay una cuestión económica detrás, que la gente está abandonando a los animales porque no puede mantenerlos». Sara Menor, de la Protectora de Animales de Burgos, relata una situación que se le está multiplicando a este colectivo y que tiene saturadas sus instalaciones.

La crisis, una vez más la crisis, ha provocado en los últimos meses un importante incremento en el número de animales abandonados, que son los que recoge la Protectora de buenas o de malas maneras. Muchas mañanas aparece un perro o un gato atado a la puerta. En ocasiones, hembras preñadas de cuyos cachorros ya nadie quiere hacerse cargo. Y el resultado se traduce en números.

En la actualidad el recinto ubicado en la carretera de Quintanadueñas acoge alrededor de 70 gatos y 130 perros. En jaulas donde debería haber 2 o 3 tienen que meter 6. En total, 200, cuando «lo ideal sería que tuviéramos entre 80 y 100», explica Sara. Son, por tanto, el doble de lo que podrían abordar en condiciones normales, y con los mismos medios que antes.

«Sobrevivimos con donaciones, colectas, ventas de lotería, calendarios, lo que nos da alguna empresa, alguna caja, detalles de las administraciones y una aportación del Ayuntamiento», relata Menor. A esto suman las aportaciones de sus socios, en la actualidad unos 580 que pagan una cuota mínima de 6 euros.

La Protectora de Animales funciona gracias al trabajo de sus voluntarios, a la ayuda que les presta un veterinario, y su función principal es acoger a animales abandonados en la calle sin dueño. Muchas veces son perros que no tienen microchip identificador y por tanto a nadie se le puede reclamar responsabilidad, bien porque nunca se los han puesto o bien incluso porque el propietario se lo ha quitado efectuando un corte en la piel donde lo tienen alojado.

También se hacen cargo de los cachorros que recoge el Ayuntamiento y que no lleva a la perrera municipal, o incluso de algunos adultos que van a ser sacrificados y que ‘salvan’ a costa de saturar sus instalaciones. Hasta ellas suben amantes de los animales que voluntariamente pasean a los perros, o incluso tienen un programa de apadrinamiento para quien no pueda hacerse cargo permanentemente de una mascota pero quiera contribuir a su bienestar.

las soluciones. No es suficiente, sin embargo, porque la realidad es que cada vez hay más ‘clientes’ y no se les puede atender a todos. La solución, a juicio de Sara Menor, pasaría en primer lugar por una mayor concienciación de los propietarios para no abandonar a los animales. Todavía no han tenido la clásica ‘avalancha’ post navideña de familias que regalaron a sus niños un perro o un gato y pasados unos meses ya no quieren o no pueden mantenerlos, pero se la temen.

Además, la Protectora hace un llamamiento a la esterilización de las mascotas o perros de caza, para evitar la permanente amenaza de un embarazo indeseado. «Sabemos que cuesta un dinero, pero es una cuestión de responsabilidad. Si no vas a poder hacerte cargo de los cachorros, no dejes que los tengan».

Y por último, confía en que quienes tienen sensibilidad se decidan a adoptar animales abandonados o a contribuir económicamente al mantenimiento de sus instalaciones. Lo ideal, en cualquier caso, sería que no tuvieran tanta necesidad de ayuda.