El HUBU reduce las cesáreas al 15,3%, lo recomendado por la OMS

Gadea G. Ubierna / Burgos
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La intervención quirúrgica se empleó en 288 de los 1.879 partos asistidos en 2015. Los alumbramientos de nalgas en primerizas, los gemelares, los de mayores de 40 años o los de reproducción asistida ya no se llevan a quirófano

La OMS acordó en 1985 que la tasa adecuada de cesáreas en cualquier región del planeta debía oscilar entre el 10% y el 15% del total de los partos. Sin embargo, a partir de entonces, las intervenciones quirúrgicas en los alumbramientos fueron incrementándose hasta el punto de que en países como España casi llegaron a duplicar la tasa recomendada con el cambio de siglo. De ahí que el Ministerio de Sanidad promoviera en 2008  un plan para ir ajustando las entradas en quirófano a las necesidades reales; un programa al que el General Yagüe se sumó en 2010 y, después de cinco años, ha conseguido ajustar la tasa a lo aconsejado por la OMS: de los 1.879 partos asistidos en el HUBU en 2015, 288 fueron por cesárea. El 15,3%.

El jefe de Obstetricia y Ginecología en la capital, Javier Martínez-Guisasola, así como el especialista responsable de partos, Rubén Alonso, afirman que en el servicio llegaron a alcanzarse tasas del 27% y apuntan que la reducción ha sido posible «gracias a la implicación de obstetras, que están más encima del parto, y a las matronas, que tienen que aconsejar a quién viene predispuesta». A esto añaden que los tiempos de dilatación son más prolongados, de manera que si en 2010 se daba un plazo máximo de 12 horas para intervenir, ahora se puede llegar a las 24 horas. Y también aclaran que los criterios de supuestos susceptibles de bisturí en el HUBU también son distintos a los vigentes en 2010. Por ejemplo un parto de nalgas en una primeriza era clara cesárea y ahora no, el HUBU atiende alumbramientos vaginales de este tipo. Y otro tanto sucede con los gemelares; los de mayores de 40 años; aquellos en los que ya se ha producido una cesárea con anterioridad y en las gestaciones fruto de técnicas de reproducción asistida.

Ahora no solo es que no se entra en quirófano en estos casos, sino que se realiza un exhaustivo seguimiento de cada cesárea realizada, para ver hasta qué punto son adecuadas. Así, Alonso puede concluir que de las cesáreas programadas (un 4,6%) casi el 92% cumplen lo establecido, mientras que en las urgentes (el 11%) hay adecuación en el 82%. Es decir, que todavía hay cierto margen para ajustar más ese 15,3%, «la tasa recomendada y que, en Castilla y León, solo se ha alcanzado en Burgos y en León».

«No es una cremallera»

 

Al incremento de partos vaginales también ayuda, dicen los especialistas, el hecho de que la anestesia facilita mucho los partos vaginales y que los paritorios del HUBUno son los del Yagüe: la mujer dilata, da a luz y se recupera en un mismo espacio, individual e insonorizada con respecto a los otros cinco. Puede beber y, en partos muy largos, incluso comer.

La OMS considera que si la cesárea está justificada, es eficaz para prevenir mortalidad materna y neonatal. Pero destaca que no se han probado beneficios en los casos en los que era innecesaria y, por lo tanto, alega que en las regiones en las que se supera ese 15% no se ha conseguido rebajar la mortalidad.

Y como añaden Martínez-Guisasola y Alonso, tampoco se puede olvidar que la cesárea es una operación y como tal, tiene riesgos. «Se sangra, a veces mucho, y también puede complicar partos posteriores», afirma Guisasola, matizando que en segundos embarazos hay más riesgo de que pueda romperse el útero o de que la placenta se coloque mal. «A veces tenemos la sensación de que la gente cree que no es nada y es cierto que generalmente salen bien, pero una cesárea no es una cremallera; a veces se complica y el equipo lo pasa muy mal», dicen.