Mas vuelve a ofender al Rey

SPC-EUROPA PRESS
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Sin dejar su populismo y victimismo, el jefe de la 'Generalitat' advierte a Don Juan Carlos, que criticó hace semanas su política rupturista, que es mejor que no hable de eso «en público»

Mas vuelve a ofender al Rey

Hasta 23 días esperó el presidente de la Generalitat, Artur Mas, para responder al Rey que, en su tradicional discurso navideño, lamentó, de forma velada, el rumbo que estaba tomando Cataluña, así como «políticas rupturistas que no convienen». Quizás esperaba el político barcelonés algún signo de debilidad por parte de Rajoy en su cita del pasado lunes en el AVE, más ayudas para tapar los enormes agujeros negros en las finanzas públicas, un parón en las investigaciones judiciales de las que son objeto él y Pujol o un paso atrás del Tribunal Constitucional con respecto a los recursos planteados desde Moncloa contra el euro por receta y las tasas judiciales y de depósitos. Como todos estos frentes le han sido adversos, ayer replicó al Monarca pidiéndole que no hable de eso en público.  

«Hay opiniones que es mejor que la Corona exprese en privado, pero tienen derecho a hacer lo que consideren oportuno», proclamó el político barcelonés que es preso de sus palabras -cuando decidió hacer suya la última Diada fracasando en las urnas- y de un socio, Oriol Junqueras, que le pasa revista semanalmente.

Asimismo, el dirigente nacionalista, que denunció que le «asfixia» España, explicó que tuvo una conversación telefónica con Don Juan Carlos hace unas semanas, porque la Corona debe estar «informada» de lo que ocurre, y recordó que próximamente mantendrá un encuentro con él tras la convalecencia de su última operación.

Conviene recordar el feo detalle que tuvo el pasado 27 de septiembre en el Puerto de Barcelona, cuando se inauguraron unas instalaciones y rehuyó salir en la foto junto al jefe del Estado.

Es muy probable que el político conservador se vea con éste a principios de febrero, justo después de que el Parlamento autonómico vote la próxima semana una declaración de soberanía, que CiU y ERC ya han consensuado y que ahora quieren negociar con un dubitativo PSC -para disgusto de Pérez Rubalcaba-, un casi convencido ICV-EUiA y un indignado y radical CUP.

Como se puede apreciar, el tono no ha cambiado y hasta se permitió el lujo de afirmar que hará la consulta «aunque no tenga efectos jurídicos», si bien anunció que se amparará en leyes catalanas. En cierto modo, esta postura es comparable a la que tuvo durante la campaña electoral con respecto a la entrada o no de un hipotético Estado catalán en la UE, en la que pasó de darlo por seguro a reconocer la evidencia:que las puertas las tendría cerradas. 

No obstante, de celebrarse esa, en apariencia inocua votación, las consecuencias podrían ser importantes, ya que, de darse un resultado favorable, el Ejecutivo regional tendría vía libre para dar otro paso más hacia la secesión.