Miranda pierde peso industrial sin una alternativa clara de futuro

Raúl Canales / Miranda
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Efecto dominó. En el último lustro varias de las empresas que eran un referente en la ciudad han cerrado o están en una situación incierta, lo que ha arrastrado a decenas de talleres que dependían de su actividad. A los 3.576 parados se suman 298 tra

El cierre de Rottneros fue uno de los primeros síntomas de la crisis. - Foto: Truchuelo

Los despidos anunciados la pasada semana en Sapa Building Systems o el nuevo ERE de seis meses aprobado en Gamesa son los ejemplos más recientes del declive industrial que desde hace años azota a la ciudad.

En el último lustro muy pocas  empresas de las que eran consideradas una referencia se han librado de la crisis. La emblemática Rottneros fue una de las primeras en echar el cierre y a partir de ahí la sucesión ha sido imparable. Montefibre, Elf Atochem, Alphacan, Saint Gobain o Nuclenor son algunas de las que han bajado la persiana definitivamente o atraviesan un futuro incierto, arrastrando con ellas a decenas de talleres cuya actividad dependía directamente de dichas plantas.

Así el número de desempleados supera las 3.500 personas, cifra que los sindicatos elevan hasta en un 30% más al considerar que muchos ya ni siquiera se inscriben en las listas del paro. Además actualmente existen 298 trabajadores afectados por la veintena de Expedientes de Regulación de Empleo vigentes.

Los motivos del desplome del tejido industrial son diversos. Algunos apuntan a la falta de previsión para reinventarse en sectores que estaban más expuestos a sufrir las consecuencias de la crisis o que tenían fecha de caducidad previsible. Otros consideran que existe dejadez por parte de las administraciones y los agentes sociales para impulsar un plan que dinamice la zona.

La realidad es que la industria local agoniza sin una alternativa clara de futuro. Los nuevos polígonos están desiertos y sin perspectivas de ocupación a medio plazo y la inclusión de Miranda en el Corredor Atlántico aparece como un horizonte aún demasiado difuso.  

«La promoción industrial no es una carrera de cien metros sino que exige un trabajo continuo y orientado a generar el marco adecuado para atraer inversores, y más en estos momentos», asegura Ginés Clemente, presidente de la Federación de Empresarios, quien defiende que la ciudad cuenta con más fortalezas que debilidades, pero que no se están explotando adecuadamente.

La ubicación geográfica, en otro tiempo determinante, ya no resulta hoy decisiva. Tampoco las rebajas fiscales propuestas en las últimas ordenanzas, lo que obliga a buscar otras vías. «Hay que estar permanentemente vendiendo la ciudad y dedicarle recursos y tiempo pero no solo desde las instituciones», explica Clemente, quien recuerda que «hubo un tiempo en que se hicieron campañas activas y se lograron resultados porque Miranda siempre fue un lugar bien valorado por los inversores».

La situación para UGT y CCOO es de «emergencia» y requiere «un cambio que permita adaptarse al actual modelo productivo». Para los sindicatos, el primer requisito para la impulsar la recuperación es «tener voluntad y capacidad» y ambas dependen en gran medida de las administraciones públicas.

En este sentido, denuncian la falta de iniciativa previa a la llegada de la crisis para atraer inversores capaces de poner en marcha una empresa motriz que tomara el relevo de las plantas históricas y fuera capaz de tirar del carro. «Durante los años buenos se ha gastado mucho dinero pero sin un plan concreto», apunta Paco González, secretario comarcal de Comisiones, quien compara la realidad mirandesa con los polígonos del entorno. «En Berantevilla, Lantarón o Arasur se ve más dinamismo y crecimiento, y le sacan más provecho a nuestros servicios, de logística o personal, que nosotros mismos».

La Oficina de Promoción Industrial no ha surtido tampoco el efecto esperado. «Hacen falta menos promesas y más hechos», apunta Itziar Santa Coloma, quien  reclama más relevancia para el Consejo Económico y Social porque «no puede ser un trámite para la foto sino un foro desde donde se impulsen propuestas reales».

Desde UGT se lleva tiempo solicitando un Plan Integral de Dinamización de la zona, que ayude a combatir la deslocalización y genere nuevos puestos de trabajo, pero su petición no encuentra la respuesta deseada y «así nos vemos abocados a una situación dramática cuando curiosamente es Burgos la principal provincia de la comunidad en el sector industrial y Miranda la principal comarca».