Los delitos con internet y las redes sociales suben un 52%

I. ELICES
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Las estafas bancarias han crecido un 71% respecto a 2016, las amenazas se elevaron el 11% y las injurias un 75%

Al mismo ritmo que se acrecienta la propensión de los consumidores a hacer  sus compras o gestiones bancarias por internet aumentan los delitos informáticos que investigan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En los últimos tiempos ha crecido tanto el comercio virtual que las estafas se disparan año a año. El pasado ejercicio, según los últimos datos del Ministerio del Interior, se denunciaron en Burgos 569 ilícitos penales cometidos a través de las nuevas tecnologías, un 52% más que en el ejercicio anterior. Y la tendencia desde que se elabora esta estadística -2011- ha sido siempre al alza. Desde ese año, en el que se registraron 210 denuncias, la subida ha sido espectacular, del 170%.

¿A qué obedece este incremento? Antonio Salguero, inspector de la Policía Nacional y jefe del Grupo de Delitos Informáticos de Burgos, tiene la respuesta. «Fundamentalmente por el aumento de personas que utilizan el móvil o el ordenador para hacer cosas que antes se hacía de manera presencial; compramos ropa por internet, alquilamos un piso en una web, esa es la principal razón», señala. Esa y que «los malos han observado que las nuevas tecnologías son un instrumento con el que resulta muy sencillo cometer estafas, y encima sin dar la cara». La combinación de ambos factores es la que explica el aumento de las denuncias.

En la estadística del Ministerio del Interior aparece que el delito más cometido es el de la estafa. En el apartado de ‘otras’ es en el que figuran las más numerosas, que son las más simples de ejecutar. Se trata de aquellas en las que el delincuente publica un anuncio en el que vende cualquier tipo de efecto. El interesado hace el pago y después no recibe nada a cambio.

«Se da mucho este tipo de fraude», subraya Salguero. Y ocurre por varios motivos. El primero es que  la gente «no presta atención a la página de la oferta». En ocasiones webs de periódicos, por ejemplo, contienen anuncios que «dirigen a sitios malignos donde los delincuentes colocan sus enlaces a ofertas engañosas». «Hay que comprobar la reputación de las páginas, se pierden 5 minutos, pero más vale prevenir que curar», indica. Basta con hacer una búsqueda en Google sobre la opinión de tal o cual página para observar «si los comentarios son negativos, si dicen que no envían el producto, etc». Esta consulta «da la pista de las que son fiables y las que no». Asimismo, advierte de que «en el 80% de los anuncios en Instagram o Facebook es difícil encontrar nada bueno». En este sentido, el policía también alerta «contra las superofertas». «No existen, nadie da duros a cuatro pesetas», insiste. Y es que en sus manos han caído casos de personas que han denunciado que compraron unas botas Salomon por 30 euros. «Detrás de algo así hay siempre algo raro», afirma.

En el apartado de las estafas, en este verano que ya termina el Grupo de Delitos Tecnológicos de la Comisaría ha tenido mucho trabajo con las denuncias de alquileres fraudulentos. Se trata de un engaño muy sencillo. Personas que publican un anuncio en webs especializadas -como Milanuncios o Fotocasa- con imágenes genéricas y normalmente a precio atractivo, «con el fin de atraer la atención de una mayoría de interesados». Éstos contactan, en la mayor parte de los casos por Whatsapp, con el ofertante y éste suele rebajar de nuevo el importe para animar aún más al   demandante a alquilar. Le pide la señal o la quincena completa y «después o esa dirección no existe o allí vive una familia». Total, que al llegar al destino de vacaciones al veraneante se le queda cara de tonto por partida doble, porque le han estafado y porque encima ha de buscar alojamiento.

Normalmente estos estafadores «operan desde España». «Y les estamos pillando», afirma Salguero. Ahora bien, para evitar este tipo de timos ofrece algún consejo. El primero es «evitar los contactos pararelos a las plataformas donde se ofertan los pisos y usar sus sistemas de pago, que protegen al cliente». En ocasiones detrás del enlace de un anuncio que aparentemente es de Tripadvisor -por ejemplo- hay una web creada por el estafador, por lo que es bueno «mandar un correo a la plataforma para confirmar que existe el inmueble y que se alquila». «Si piden una señal del 10% no hay que sospechar en principio pero si te piden la mitad y que lo metas en una cuenta de un banco italiano hay que desconfiar», explica. Y ojo con dar los datos de la tarjeta, «porque podemos acabar si un euro en la cuenta».

Las estafas bancarias o con tarjetas de crédito también aumentan. El pasado año se produjeron 103 en la provincia de Burgos, un 71% más que en el ejercicio precedente. El ‘phishing’  (pesca) es el método que más usan los delincuentes para cometer este tipo de timo. Envían correos electrónicos o mensajes de móvil desde direcciones que simulan ser un organismo público o una entidad bancaria. Con cualquier excusa piden los datos de la tarjeta, su numeración, la fecha de caducidad o la CVV, información «con la que pueden comprar lo que quieran y donde quieran». Si consiguen la clave de usuario y la contraseña «pueden hacer hasta transferencias, hemos tenido casos». Resulta muy sencillo poner en marcha este sistema, «basta con montar un servidor chungo en cualquier parte del mundo, enviar correos indiscriminadamente y esperar a que alguien pique, con que uno de 1.000 lo haga están satisfechos».

Las denuncias por amenazas a través de Facebook, Twitter o Whatsapp subieron un 11%, hasta  75. Ylas de coacciones crecieron un 75%, se registraron 30 el pasado año. El inspector advierte de que «se trata del mismo delito tanto si se comete por una red social como si se hace en el bar o en la calle».

El uso de las nuevas tecnologías para captar menores de 16 años con fines sexuales también va en aumento. El pasado año se produjeron 5 casos, cuando en 2016 solo hubo uno. «Por fortuna son escasos; esperemos que sea porque no los hay no porque los jóvenes no se atrevan a denunciar», explica Salguero. El ‘grooming’ es el procedimiento que usan los pederastas para contactar con menores. A veces se hacen pasar por adolescentes y otras revelan su edad. Su objetivo, tras establecer una relación de confianza con su víctima, es que ésta «le envíe fotos íntimas o directamente quedar con ellas». A veces les amenazan con difundir las imágenes si se lo cuentan a sus padres.

La usurpación del estado civil (27 denuncias en 2017), las injurias (9), los ataques informáticos (8), la revelación de secretos (6) o el acceso ilegal a un ordenador (3) son otros de los ciberdelitos que figuran en la estadística.