El futuro de la Unión Europea ya ha empezado

Pilar Cernuda
-

España se juega mucho en las próximas elecciones al Parlamento comunitario, ya que se decide el rumbo político de temas claves como la economía, la inmigración o el nacionalismo catalán

En los pasillos del Parlamento Europeo en Estrasburgo, donde se celebran todos los meses tres días de plenario, corre el chascarrillo de cómo notar si Juncker ha tomado alguna copa de más: si al llegar besa a los eurodiputados que se sientan en la primera fila es que se ha dado una alegría al cuerpo; si se sienta directamente entre sus compañeros del Gobierno europeo, quiere decir que ha pasado del café al hemiciclo directamente. Y dicho lo cual, los mismos eurodiputados aseguran que es de los tipos más cabales y eficaces que han pasado por la Presidencia de la Comisión. Sin ir más lejos, recuerdan, ha conseguido meter en cintura a Trump respecto a su política comercial con la UE, lo que no consiguieron Merkel ni Macron.

El pasado miércoles, Juncker pronunció su último discurso sobre el estado de la Unión. Corto y al grano, sin concesiones a ningún tipo de componendas, desplegó con sinceridad los retos a los que se enfrenta la UE y admitió que, si no se plantean con rigor, la Unión Europea está en peligro. No por el Brexit, tan asumido que ni siquiera es fácil que haya marcha atrás, incluso en el caso de que el Reino Unido decida celebrar un nuevo referéndum, porque la última palabra la tiene el Parlamento Europeo y en los dos últimos años han tenido la ocasión de ver cómo se las gastan los británicos y no le gusta nada su desafecto.