La crisis agrava el alcoholismo y su reincidencia entre los parados

H. Jiménez / Burgos
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ARBU batió en 2013 su récord histórico de personas atendidas, cada vez con más familiares implicados. Más del 56 por ciento de los usuarios estaban en situación de desempleo

La edad de inicio en el consumo sigue bajando y ya está en los 13,2 años pero los dependientes no toman conciencia del problema hasta una década después. - Foto: Valdivielso

La dura situación económica, con el paro como principal consecuencia, sigue agravando el panorama del alcoholismo entre quienes sufren el desempleo y, de forma especialmente preocupante, entre aquellas personas que hace 20 o 30 años dejaron de beber y ahora recaen.

Una semana después de celebrar el Día Sin Alcohol (el sábado 15), la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados (ARBU) recoge en su memoria de 2013 que atendió a más personas que nunca y que el número de usuarios nuevos volvió a llegar a los 199, la misma cifra que en el ejercicio anterior.

La estadística global recoge el trabajo con 721 personas, récord histórico para este colectivo que inició su andadura en 1986 como recurso para continuar los tratamientos contra el alcoholismo, reconocido como una enfermedad crónica que puede tratarse pero que nunca se llega a curar del todo.

De esas 721, 394 fueron usuarios directos (solo dos menos que el año anterior) y 327 familiares (12 más), lo que revela que cada vez se acerca más el número de personas del entorno del alcohólico que, ante los problemas generados por su enfermedad, acaban necesitando también de ayuda externa.

Algo más de la mitad de todos ellos fueron nuevos y el 75% varones. Y llama especialmente la atención que el 56,78% del total estaban en situación de desempleo. Julián Mateos, psicólogo y coordinador de ARBU, confirma que en los últimos tiempos la crisis aparece como un agravante del consumo. «Observamos que los casos que tratamos tienen una mayor gravedad a nivel psicosocial. Muchos casos están asociados a desahucios o pérdida de vivienda, y el paro devuelve al alcoholismo a quienes lo habían dejado hace décadas, provoca recaídas entre quienes no tienen expectativas de futuro, se sienten incapaces de salir adelante y necesitan un apoyo económico que les hace volver a ser dependientes, después de mucho tiempo valiéndose por sí mismos».

 

La trampa de la negación

Pese a todo, la propia trampa de negación del problema que conlleva el alcoholismo provoca que solo un 4% de los usuarios llegue hasta ARBU por iniciativa propia. La gran mayoría lo hacen derivados desde los servicios sociales o atención primaria. Sí se observa, sin embargo, que las mujeres son menos reacias a iniciar los programas de ayuda. Ellas, que cada vez van ganando más porcentaje entre los alcohólicos, suelen presentar problemas asociados de depresión que intentan paliar con la bebida y ocultan más el problema en sus fases iniciales «pero se adhieren mejor al tratamiento», apunta Mateos.

Entre los jóvenes, por su parte, se extienden los consumos «parecidos a los comportamientos que hasta ahora eran más propios del norte de Europa. Ya no es el vino diario mediterráneo, sino concentrado en los fines de semana y buscando la intoxicación», advierte el psicólogo de la asociación.

La edad media de inicio en el consumo de alcohol se sitúa en los 13,2 años (cada vez más temprana), pero los alcohólicos no son conscientes de estar sufriendo un problema hasta casi una década después, los 24,8 años. Y en más de la mitad de ellos, concretamente en el 51%, había antecedentes familiares, lo que debería poner en guardia a los padres: «Su función como modelos es fundamental y se necesita una gran sensibilización con los hijos», advierte Julián Mateos.