Arranca el curso escolar y con él, la guerra contra los piojos. Estos parásitos suponen un auténtico quebradero de cabeza para las familias y los profesores, ya que la pediculosis es, junto con el resfriado común, una de las enfermedades más contagiosas, tal y como aseguran desde la Asociación Española de Pediatría (AEP). Así se explica que ahora que comienza un nuevo curso escolar aumente el riesgo de que un ejército de piojos invada la cabeza de los más pequeños de la casa. 

Aunque este problema suele provocar la desesperación de los padres, hay que saber que ganar la batalla a estos bichitos no es misión imposible. Como recuerda Eduardo González Zorzano, experto del Departamento Científico de Cinfa, «el primer paso es notificar inmediatamente al colegio que nuestros hijos padecen pediculosis con el fin de que tome medidas para prevenir el contagio a sus compañeros de clase. En ningún caso debemos callarnos por vergüenza, ya que el mito de que los piojos van solo al pelo sucio es falso».

No obstante, como no siempre se sabe y no todo el mundo avisa por miedo a la reacción del resto de niños y padres, conviene estar atento y observar si los pequeños se rascan mucho la cabeza, ya que hacen que pique el cuero cabelludo. Las molestias se producen por la saliva que genera el piojo al morder la piel para alimentarse.