Apuesta por la tierra

C.C. (Ical)
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San Cebrián de Mudá se ha convertido en un ejemplo de desarrollo rural, con proyectos como el Mirador de las Estrellas, la visita a sus minas o la Reserva del Bisonte Europeo

Bisontes en la Reserva del Bisonte Europeo en San Cebrián de Mudá (Palencia). - Foto: E.M. (Ical)

 

El entusiasmo de Jesús González Ruiz, un minero jubilado que en los últimos 17 años ha sido alcalde del municipio palentino de San Cebrián de Mudá, es contagioso. Quizá fueron las décadas que pasó bajo tierra, trabajando como barrenero en las antiguas minas de esta localidad en plena Montaña Palentina, pero su constancia es envidiable. Sólo así se explica que haya conseguido levantar, contra viento y marea, un proyecto de desarrollo rural único en España, apostando por la fijación de población joven al territorio con propuestas tan insólitas y arriesgadas como crear de la nada una reserva de bisontes europeos en plena Cordillera Cantábrica. 
 
El futuro de la localidad, que había superado el millar de habitantes en los años 50 con una dependencia absoluta del carbón, quedó en entredicho a partir del verano de 1990. En la madrugada del 2 de agosto de aquel año se registró un incendio dentro de la mina El Socavón, a 340 metros de profundidad, y en octubre se comprobó que el pozo era irrecuperable tras el siniestro. Quedaba atrás, forzosamente, una tradición laboral que había comenzado en 1876, y los vecinos de San Cebrián se veían obligados a afrontar una pregunta de difícil respuesta: ¿Y ahora qué?
 
«Desde el cierre de las Minas de San Cebrián estábamos condenados al cementerio, sin posibilidades. El pueblo inició un periplo peligroso. El perfil de nuestra población era de avanzada edad, y la desaparición de la escuela a finales de los 90 fue un drama. En el año 2000 nos reunimos unas 35 personas para sopesar posibilidades, con el objetivo de pasar de un monocultivo como el carbón a intentar liderar un proyecto de desarrollo local», recuerda el primer edil. Sobre la mesa se pusieron varias opciones, si bien todos los participantes en aquella reunión tenían claro que «el desarrollo tenía que pasar por los animales».
 
«Necesitábamos volver a arraigarnos al territorio con algo y apareció la idea de los bisontes», destaca.
Tras conseguir entrar en el programa Leader e integrarse en la Asociación Interterritorial País Románico, el proyecto comenzó a andar. En aquella reunión «nadie sabía ni lo que eran los bisontes», pero se decidió encargar un estudio de la relación de esta zona con el bisonte europeo. 
 
La posibilidad de poner en marcha una Reserva de Bisonte Europeo era el proyecto estrella, pero formaba parte de un Plan de Desarrollo Rural Integrado cuya meta final era la creación del ‘Parque de Ocio Mundo Miner’, un proyecto que ofreciera soluciones para el desarrollo de la zona, a partir de la creación de nuevas fuentes de actividad y empleo que permitieran el asentamiento de la población ya existente y una futura repoblación. Con esa idea en mente, se constituyó la Asociación para el Desarrollo Local Sierra Corisa y que por el momento ha creado cinco puestos de trabajo, tres de ellos de jornada completa.
 
El verano de 2006 abría además sus puertas otro de los atractivos incorporados dentro del Parque de Ocio, el Mirador de las Estrellas. Esta instalación ocupa un antiguo secadero de carbón en las afueras de la localidad, que fue rehabilitado como observatorio astronómico y que llama la atención de los visitantes por su imponente estructura. Constituido por tres cilindros de hormigón y un cuerpo central de planta ortogonal adosado, con amplias ventanas en todas las fachadas, el edificio es un ejemplo significativo de la arquitectura industrial y símbolo de la actividad minera en toda la comarca. Cuenta con una cúpula galáctica a modo de planetario y dos telescopios, ofrece proyecciones audiovisuales sobre la conquista del espacio y brinda a los visitantes diferentes posibilidades tanto diurnas como nocturnas durante todo el año. 
 
Territorio bisonte. Los trabajos para poner en marcha la Reserva de bisontes recibieron un impulso fundamental en mayo de 2004, cuando la Junta abrió un centro de negocios en Varsovia. «En los primeros momentos era tremendo explicar a la gente que queríamos promover desarrollo rural con bisontes, pero en mayo de 2004 el Gobierno regional abrió un centro de negocios en Varsovia y todas las gestiones se agilizaron», rememora Jesús. El 4 de junio de 2010, el tañido de las campanas de la iglesia de San Cornelio y San Cipriano anunciaba la llegada al pueblo de los siete primeros ejemplares de bisonte (cinco hembras y dos machos), un regalo del Gobierno de Polonia, donde el bisonte europeo es todo un orgullo nacional. 
 
Los vecinos vivieron con intensa emoción la llegada de los primeros habitantes de la reserva, que ocupa una superficie perimetral de 20 hectáreas en terrenos cedidos por más de medio centenar de propietarios al lado del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina. 
El acceso a la Reserva se puede realizar a pie (seis euros), en bicicleta (ocho euros), en todoterreno y en calesa (diez euros por persona), y los meses de julio y agosto podrá visitarse a diario de 10 a 14 horas y de 17 a 20 horas. Los resultados de la iniciativa no se han hecho esperar, y la cifra de visitantes en 2011 rondó las 5.000 personas.
 
El proyecto, en sus múltiples fases, también ha permitido levantar un albergue con una veintena de plazas para acoger a los visitantes, además de la posibilidad de visitar el acceso a las antiguas minas de la zona. De hecho, la crisis ha paralizado el proyecto de rehabilitación de buena parte de la mina, donde la Asociación pretendía establecer un centro de educación rural con residencia para los estudiantes, para el cual ya contaban con acuerdos con varias universidades.