Podrán no saber ni la U pero se asoman con inusitado interés a las aulas y laboratorios en los que estudiantes y profesores experimentan a diario. Y no será por hambre, puesto que hasta las madres de los alumnos se encargan de su manutención, metiendo en la mochila una manzana, una patata o un trozo de pan extra para las inesperadas mascotas de la Facultad de Ciencias.

Dos burros pastan desde el domingo en el campus de la Universidad de Burgos, entre las instalaciones de Químicas y el campo de rugby de SanAmaro.Retenidos por una valla y unas cintas de Policía Local, parecen sentirse muy a gusto con los cuidados que les dedican sus nuevos compañeros de clase, que hasta les han procurado un recipiente con agua para que sacien su sed.

Según ha confirmado el decano de Ciencias, GonzaloSalazar, la Policía Local encontró a los pollinos en la zona del Hospital delRey, muy cerca de la carretera, el pasado domingo.Al entrañar peligro para el tráfico, la patrulla habló con el personal de seguridad del campus y les buscaron una zona en las traseras de la facultad, que acotaron para que no volvieran a escaparse.

Salazar preguntó el martes por el futuro de los burros en la Policía Local, que al parecer tiene pistas de su dueño e intenta localizarle por teléfono. Aunque más de una persona, no solo estudiantes, también profesores; ha propuesto quedárselos en adopción, el decano contactará con el Seprona o alguna asociación si la Policía no logra dar con el propietario.

Mientras, la simpática y dócil pareja animal acapara comentarios y fotografías de los perfiles del alumnado en Facebook y Twitter.Con o sin bata blanca, asomados a los laboratorios, desde el despacho o a pie de zona verde... Los más burros del campus -solo de nombre- son también ahora los más populares.