«Luchar merece la pena»

R. Pérez Barredo / Burgos
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Cruz elisa buitrago • Defensora colombiana de los derechos humanos

«Luchar merece la pena» - Foto: Jesús J. Matías

Vivía en Antioquía, en una zona estratégica para el desarrollo económico que el Gobierno colombiano busca. Durante años vio cómo la guerrilla, los paramilitares y después el Ejército convirtieron aquella posible arcadia en un infierno duro e inhumano.  Trabajaba como defensora de derechos humanos y la amenzaron de muerte tras al asesinato de varios compañeros por haber hecho denuncias públicas de miembros activos del ejército «Tuvimos que huir del territorio.Vivíamos en agonía». Cruz Elisa Buitrago, de 52 años, vive refugiada en España gracias a Amnistía Internacional, colectivo que la trajo ayer a Burgos, donde contó su experiencia en el IES Pintor Luis Sáez. Para esta superviviente de la violencia en el país sudamericano merece la pena luchar pese a tanto riesgo. «Merece la pena porque en Colombia la mayor parte de la población es gente ajena al narcotráfico, gente que no apoya la guerra, que quiere vivir en paz. Vale la pena luchar y nos fortalecemos cuando encontramos solidaridad. Vale la pena luchar porque esto no puede seguir. Tiene que acabar.Esto tiene que cambiar. Vale la pena luchar a pesar de la persecución, del destierro, que es doloroso».

Desde su país llevan meses ‘vendiendo’ que la situación de violencia ya no es la que era, que todo ha cambiado a mejor, algo que ella desmiente tajante: «No. La situación de violencia es absolutamente igual y a veces es aún más grave.Y lo es porque desde organismos del Estado se están mostrando estadísticas irreales, se muestran estadísticas de retorno, estadísticas de no asesinatos que son englobadas cuando en terreno, realmente, nuestros compañeros defensores son asesinados. Todo aquel que se atreve a pensar diferente es amenazado, constreñido, asesinado, perseguido, judicializado... La situación de violencia no ha cambiado.Se legitimiza con algunos procesos que emanan del Estado y que las comunidades legitimamos con la participación en esas dinámicas, pero la situación de violencia es cada día peor. Y la lucha por el poder en el país es ahora peor».

Encuentros de La Habana

Cruz Elisa no considera que las conversaciones del Gobierno de Juan Manuel Santos con las Farc en La Habana sean un verdadero avance en el proceso de paz. Asegura que el Gobierno de Santos, en su discurso, lo ha cambiado todo. «Pero sólo en el discurso. Sí hay que reconocerle al presidente su voluntad con los diálogos. Que tras muchos intentos de gobiernos anteriores, ahora sí vemos materializados los diálogos. Y han avanzado.Los temas que se están discutiendo en La Habana son coyunturales para la transformación del país».

El tema agrario es uno de ellos. «Es importantísimo para el país. La lucha en el país es por la adquisición de toda esta riqueza natural. Al presidente Santos hay que reconocerle eso, pero realmente está poco clara su motivación.En mi experiencia de vida la lectura que hago es que se debe a su intención de permanecer en el poder él y su familia. Pero esos diálogos benefician a todos los colombianos».

Esta defensora de los derechos humanos cree que el origen de la pertinaz violencia que vive su país, donde parece imposible la paz, es remoto. «Ha sido siempre así.Desde el Descubrimiento, la Colonización, hemos permitido que se enquiste la violencia. Hemos tratato de terminar un conflicto en base a la violencia; no hemos sido capaces de de sentarnos a negociar.A través del tiempo, todas aquellas fuerzas de oposición y de voluntad de cambio que han surgido han sido exterminadas. Y exterminadas desde elEstado, desde los gobiernos de turno. Es evidente que estas organizaciones de la sociedad civil defensoras de los derechos humanos están más fortalecidas con base al acompañamiento internacional, se han estructurado políticamente; ya hay una oposición política. Y el escenario está dado para que haya un cambio».

Culpa por igual de esta situación a los gobiernos, los paramilitares, la guerrilla y los narcotraficantes, pero especialmente al narcotráfico. «Algunos tendrán más o menos responsabilidad, pero yo sí le sumo la responsabilidad total al narcotráfico: corrompió todas las instancias, ideales humanos que tuvo la guerrilla; el Estado, que no era tan violento; los paramilitares también están corrompidos por el narcotráfico y sus ideales cambiaron totalmente a una filosofía económica. Todos son responsables. Pero el narcotráfico lo corrompió todo». Aunque piensa volver a vivir algún día en su país, tiene claro que han de darse las condiciones de seguridad.Que cese la impunidad y la violación a los derechos de los defensores.Y que las estructuras de poder sean transformadas». Sólo así dejarían de ser los colombianos, como dice su paisano Héctor Abad Faciolince, el olvido que seremos.