Pese a que con la recuperación económica y del mercado laboral podría parecer que los impagos de los alquileres podían empezar a dejar de ser un problema, el último Estudio Sobre la Morosidad en Arrendamientos Urbanos realizado por el Fichero de Inquilinos Morosos detalla que la deuda media de los arrendatarios que no satisfacen sus rentas en la provincia de Burgos ascendió en 2017 a 4.169 euros. Si bien es cierto que la cifra cae en casi un 2,7% respecto al ejercicio anterior, también lo es que el importe medio es casi 1.000 euros mayor que el que reflejaba el mismo informe con los datos de 2015.
Burgos tiene el deshonor de ser la provincia de Castilla y León con una morosidad media más elevada. De hecho, la deuda de los inquilinos burgaleses es de casi 700 euros más que en el conjunto de la región, donde se sitúa en cerca de los 3.500.
El presidente de la Cámara de la Propiedad Urbana de Burgos, Fernando Dancausa, relataba hace unos meses a este periódico que, en realidad, el moroso lo tiene ahora más complicado para poder permanecer durante tiempo en un inmueble sin abonar el alquiler. Los cambios introducidos en la nueva Ley de Arrendamientos hace que en el momento en que se requiere a un inquilino con un impago, se le da un plazo de 10 días para que lo solucione. Y si no satisface su deuda, se fija ya una fecha para el lanzamiento del vecino sin necesidad de que se celebre un juicio. Una situación de este tipo, por tanto, no tarda en resolverse más de dos o tres meses.
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