Medicina y naves espaciales

B.G.R. / Burgos
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Son algunos de los campos en los que tienen aplicación los programas europeos

La industria aeronáutica y la aeroespacial son los ámbitos que centran el último proyecto (y también el más relevante) del Centro internacional de investigación sobre materias primas críticas para tecnologías industriales avanzadas (ICCRAM) del que, además, es coordinador. Su nombre es Icarius y su presupuesto asciende a 2,7 millones de euros, de los que la dotación de la UBU recibirá 454.000, la aportación de mayor cuantía de los once socios que forman parte de este programa europeo.

En este trabajo los científicos tratarán de desarrollar nuevos materiales altamente resistentes a condiciones extremas, bien sea de temperatura, radiación o fricción, que después emplear en la construcción de satélites, naves espaciales y tecnología aeronáutica, tal y como explica el director del centro, Santiago Cuesta, que hace referencia también a la colaboración en el mismo de la Agencia Espacial Europea .

La relevancia del proyecto radica en el hecho de que se enmarca dentro de las acciones que la Comisión Europea financia al considerarlas de «alto riesgo, ideas de ciencia súperexcelente y bien fundamentadas, novedosas y que puedan suponer un cambio drástico en la humanidad». De hecho, de los 800 propuestas que se presentaron solo fueron seleccionadas once. Quizá porque el objetivo final es «facilitar tecnologías de futuro que cambien la sociedad» a partir de esas materias primas que harán al viejo continente ser más competitivo e independiente.

Imanes permanentes

Industria y energía       

 

Los investigadores burgaleses trabajan actualmente en otros 8 proyectos. También por su relevancia económica destaca el programa Novamag, por el que la UBU recibirá 500.000 euros. Esta línea aprobada el pasado mes de febrero busca el desarrollo de imanes de larga duración para que puedan ser empleados en mercados emergentes con aplicaciones a vehículos eléctricos e híbridos así como a sistemas de energías alternativas como los molinos de vientos.

Sensores

Informática y medicina

 

Con 170.000 euros, se buscan materiales que permitan mejorar desde discos duros y teléfonos móviles hasta avanzar en la precisión de los ecógrafos y poder, por ejemplo, hacer diagnósticos prenatales muchos más precisos. Todo ello es gracias al programa Nanopiezoelectrics.

Nanomateriales

Agroalimentación

 

Otro campo en el se que trabaja es en el de la industria alimentaria a partir de la identificación de los riesgos que presentan los llamados nanomateriales (los que tienen propiedades morfológicas diminutas) con el fin de poder medir la posible toxicidad que presentan los envases de los alimentos. Para ello se han recibido 140.000 euros de Europa con el trabajo Nanogentools.

Materias resistentes

Energía y manufactura

 

Los metales refractarios acaparan otra línea de estudio de 75.000 euros que va desde su extracción en la mina hasta su destino final en la industria. Se trata de materiales especialmente valiosos en la manufactura (herramientas de corte) o el sector energético (en las turbinas de vapor). Finalmente, el Supermat, dotado con 156.000 euros, pretende hallar componentes resistentes que se puedan aplicar a la producción energética y a la industrial aeroespacial.

Otras acciones

Metales valiosos y especialmente resistentes

Tres acciones, que suman 230.000 euros, buscan el intercambio de conocimiento entre científicos para profundizar en las sinergias industriales, materiales nucleares y fusión nuclear.