El Bayas está libre de espumas y aguarda la lluvia para regenerarse

G.A.T. / Miranda
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Se han quitado ya todas las barreras tras absorber con camiones el residuo procedente de la azucarera. Se calcula que se han retirado por ahora cerca de mil kilos de peces muertos

El agua presenta un estado mucho más limpio, sin espumas, aunque aún hay una notable turbidez en algunos puntos. - Foto: G.A.T.

Solo cierta turbidez, la ausencia de peces y la persistencia de un olor desagradable dan muestra ya de los efectos del vertido producido por la azucarera en el río Bayas hace casi dos semanas. El lamentable episodio que ha acabado con la totalidad de los peces que había en ese tramo entre la azucarera y la desembocadura del Ebro se da casi por finalizado. Al menos en cuanto a la limpieza efectuada, ya que el intenso trabajo realizado desde el mismo día en el que se produjo el escape de la planta molturadora ha permitido que en pocas jornadas se haya eliminado la totalidad de densa espuma blanca que invadió el cauce.

De hecho ayer ya se habían retirado de todo el tramo (unos dos kilómetros) las diferentes barreras de contención que se habían colocado para frenar la bajada de las manchas. Plásticos flotantes y redes que han contribuido a que la limpieza haya podido hacerse de forma rápida, y en especial, que el vertido apenas haya afectado al cauce del Ebro ya que el bajo caudal del Bayas evitó también que el escape avanzara con rapidez. Precisamente este bajo caudal es el que ahora genera otros problemas, ya que es necesario que una vez quitada la espuma el agua se regenere y se limpie el lecho y los márgenes de los posibles restos. Para ello hace falta que baje más caudal de agua, algo que se está intentando gracias a la autorización dada por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) para que la propia azucarera, utilizando agua de su captación, vierta al Bayas..

«Este bombeo de 300 litros por segundo para darle un caudal que podríamos llamar artificial no es suficiente», explican desde la CHE, por lo que se espera que en cuanto se produzcan algunas lluvias de cierta persistencia el caudal aumente también de forma natural ayudando a la regeneración del río en este tramo.

Con todo, y aunque ni las administraciones responsables ni la propia compañía han acabado el informe que detalle las causas y los efectos, ya hay un cálculo de que han muerto unos mil kilos de peces, principalmente barbos, y no se sabe qué efectos sobre el resto de la fauna y la flora podrá tener el vertido. Sí se confirma que se trata de un producto orgánico, básicamente aguas residuales que la azucarera emplea para el proceso de molturación, que si bien no tienen contaminantes, al haber sido vertidas en tanta cantidad y sobre un río con tan poco caudal han provocado una mortandad total debido a la falta de oxígeno.

 A falta de la oficialidad, se trató de un problema en el funcionamiento de la planta, que por la rotura de un elemento de la red de tuberías que moviliza el agua residual permitió la llegada al Bayas del vertido que tenía que haber acabado en las enormes balsas que hay junto a la planta azucarera. Unas instalaciones en las que se trabaja para reparar los desperfectos ocasionados por la rotura.