François Michelin renueva su compromiso con la capital ribereña

J.C.O. / Aranda
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El industrial francés recibió ayer, a sus 88 años, emocionado y muy agradecido el nombramiento como Hijo Adoptivo de Aranda de Duero arropado por una amplia representación del tejido empresarial y social de la villa

François Michelin quiso compartir el nombramiento de Hijo Adoptivo con tres nietos, descendientes de su hijo fallecido trágicamente. - Foto: Eduardo Górriz

El industrial francés François Michelin, exgerente del Grupo Michelin, renovó ayer en un emotivo acto en el que fue nombrado Hijo Adoptivo de Aranda de Duero el compromiso con la villa en la que en 1967 emplazó la tercera factoría que la multinacional instaló en España. Un decisión que cambiaría el futuro de la capital ribereña.

A sus 88 años, François Michelin fue recibido a las puertas del Ayuntamiento con aplausos e incluso alguna lágrima por un nutrido puñado de arandinos y extrabajadores de la planta. Una «histórica» jornada que quiso compartir con sus tres nietos, descendientes de su hijo Edouard, que le sucedió en la gerencia del grupo en 1999 y falleció ahogado en 2006.

El salón de actos se quedó pequeño a la hora de materializar un  reconocimiento promovido por iniciativa popular e impulsado por un grupo de empresarios locales.  Además de una amplia representación de la corporación municipal con todos los partidos políticos presentes, el acto contó también con la presencia de la directora general de la Mujer, Isabel Landa, del director general de Industria, Carlos Martín Tobalina, del diputado provincial Ángel Guerra, del presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero, Enrique Pascual, del presidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Burgos, Miguel Ángel Benavente,  José Luis Olivella, vicepresidente de la Cámara de Comercio y una amplia representación del tejido empresarial y social arandino.

El concejal de Promoción y Desarrollo, Javier Rojas, instructor del expediente valoró especialmente que la apuesta de François Michelin «puso a Aranda de Duero en el mapa del Mundo».  Un proyecto que llegó a contar con 3.000 trabajadores y contribuyó determinantemente al desarrollo de una localidad que pasó de 13.000 a 35.000 habitantes  y  pasó de ser un núcleo rural a uno industrial. «De bien nacidos es ser agradecidos», justificó.

La alcaldesa arandina, Raquel González, que fue la encargada de ponerle la Medalla de Oro de la Villa y entregarle el pergamino con el nombramiento, firmó que «la audacia» del «visionario» industrial fue el pistoletazo de salida para «el nuevo Aranda». Y puso el acento en que la ciudad «no ha defraudado desde entonces y ha estado a la altura de las circunstancias en cada momento» haciendo un llamamiento a que la relación se mantenga en el tiempo.

François Michelin, que se mostró muy feliz de formar parte de esta «nueva familia» evocó que  en su día se decantaron por Aranda «porque la actitud de los arandinos concordaba con lo que nosotros buscábamos» y recordó que se encontró  a una población sensible, tenaz y capaz  de correr riesgos. «Nos hizo comprender que podíamos encontrar valores humanos fundamentales que pudieran hacer grandes cosas», señaló reconociendo que «fue un acierto», aseguró. Y subrayó que aquellos rasgos se han constatado a lo largo de estos décadas.

Uno de los momentos más emotivos  tuvo lugar cuando al final se acercaron a saludarle Consuelo Nebreda, viuda de quien fuera alcalde cuando se instaló la fábrica, Luis Mateos, y uno de los exdirectores de la factoría, José María Garagorri, para entregarle unas fotos de la época en las que aparecía François Michelin junto al regidor y una copia del escrito  con el que se recogieron firmas para solicitar el reconocimiento.

Cristiano convencido, la espinita de la jornada fue que, por prescripción facultativa, no pudo visitar la exposición Las Edades del Hombre, como hubiera su deseo.