La Cofradía de San Antón reparte 22.000 raciones de titos para festejar al santo de los animales

ICAL
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Desde hace más de cinco siglos los cofrades reparten sustento para alimentar a los vecinos del barrio y a los caminantes a Santiago de Compostela

Cocido de los titos por la tradicional festividad de San Antón. - Foto: Patricia

Los cofrades y miembros de la Cofradía de San Antón de Burgos celebraron hoy en la zona del antiguo pueblo de Gamonal, junto a la iglesia Real y Antigua de la capital burgalesa, la festividad de San Antón. Lo hicieron como hace 500 años, cocinando 2.200 kilos de titos hasta repartir cerca de 22.000 raciones de titos entre los vecinos del populoso barrio, dos mil más que en ediciones anteriores.
 
El alcalde de Burgos, Javier Lacalle, y el vicealcalde, Ángel Ibáñez, presidieron unos actos que comenzaron a las 12.00 horas en la parroquia del barrio con una misa en honor a San Antonio Abad. Tras el oficio religioso, el párroco de la iglesia Real y Antigua bendijo a los animales presentes, rememorando una fiesta que acabó con la rifa de un cerdo y el reparto de un plato que comenzó a cocinarse para ofrecer vianda a los peregrinos que caminaban en el Medievo hacia Santiago de Compostela.
 
Desde primera hora de la mañana, junto a la Cofradía de San Antón se instalaron las ollas con 2.200 kilos de legumbre, 400 kilos de cebolla, 300 de ajos, 200 kilos de pimentón dulce y picante y 220 litros de aceite. Ingredientes suficientes para sabor a un plato único y muy apreciado por los vecinos del barrio de Gamonal.
 
Con 511 años a sus espaldas, la Cofradía mantiene la esencia de lo que fue antaño y por ello, cada 17 de enero cocina miles de kilos de titos para repartirlos entre los vecinos del barrio. Se trata de una tradición que parte de una acción altruista que comenzó a gestarse en el siglo XVI, cuando los cofrades alimentaban a aquellos peregrinos que pasaban y hacían una parada obligada en la iglesia de Santa María la Real y Antigua. En aquel momento se trató de una labor de caridad que ahora se ha convertido en una de las fiestas más singulares de la capital burgalesa y del barrio de Gamonal.