La muerte es más grata si se comparte...

G. Arce / Burgos
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Manuel Revilla impulsa una empresa de ataúdes ecológicos en los que familiares y amigos podrán escribir sus sentimientos hacia el fallecido. Cada féretro podría costar 1.000 euros

Salvo para Drácula y sus criaturas de las tinieblas, la visión de un ataúd para la mayoría de los mortales es absolutamente pasiva, no transmite ni un solo sentimiento agradable, ni tampoco mensajes positivos. Así ha sido el rito funerario desde tiempos inmemorables, pero el mal trago de enfrentarse a la despedida de alguien querido puede transformarse -sin rozar el esperpento y lo estrambótico- en un momento más activo, más participativo, más agradable y más respetuoso con la naturaleza que arropará al muerto, en definitiva, en un eco-funeral. 
Esta es la filosofía fundacional de Resistible..., la empresa impulsada por el burgalés Manuel Revilla, que diseña y fabrica ataúdes ecológicos de cartón, con una variada gama de colores de pintura pizarra «a gusto del consumidor» y en cuyas tapas se pueden plasmar libremente los últimos sentimientos, emociones, recuerdos hacia el fallecido.
Resistible... nace de una conversación de café; de experiencias vividas en Londres, Dinamarca y Holanda; de un momento complicado del ERE de Cajacírculo donde trabajaba; y, muy especialmente, del dominio del cartón que han hecho de este diseñador de 42 años un referente artístico de Burgos desde hace más de 15 años. 
‘Dj Cartones’, como se conoce popularmente a este emprendedor habitual de las ferias de artesanía, ha creado multitud de figuras decorativas, trofeos y muebles a medida con este material cuya resistencia y facilidad de manipulación es sorprendente. Básicamente, trabaja con planchas de cartón reciclable que encola convenientemente con pegamentos naturales para dotarlas de la resistencia necesaria para poder trabajarlas y transformarlas en sillones, estanterías...
Ahora, tras dos años de trabajo, ha diseñado y creado un ataúd ecológico y «mucho más amable a la vista», un trabajo que no es nada sencillo pues requiere sortear unas pruebas de resistencia y calidad altamente exigentes. Como ejemplo, el modelo que ha diseñado se ha cargado en el laboratorio con 140 kilos de peso y se ha elevado sobre sus asas durante 20 minutos. Con 70 kilos en su interior se le ha sometido a 40 caídas desde 10 centímetros de altura sin que sufra ninguna rotura. Lo mismo ha ocurrido desde 50 centímetros... «El cartón tiene más flexibilidad que la madera y soporta mejor los impactos sin perder resistencia», explica el creador.
La caja mortuoria de Resistible... es fruto del ensamblaje de una gran cantidad de piezas concienzudamente diseñadas, todas ellas del mismo material reciclable. Lo más difícil ha sido el cierre, logrado con la introducción de cuatro pasadores en puntos estratégicos de la tapa.
Revilla ha recurrido a la Escuela de Arte, donde fue alumno, para que le diseñen el interior con telas también ecológicas y «amables». Hay que añadir -para cumplir con la normativa sanitaria- que el cadáver descansa sobre un fondo de plástico ecológico fabricado con fécula de patata.  
En el lado empresarial, las oportunidades de negocio son amplias. «En España mueren 375.000 personas cada año y si solo aspiro a atender un 1% de la demanda, significaría fabricar 3.750 ataúdes cada año», detalla Revilla, quien estima una media de 1.000 euros por unidad para alcanzar una facturación de 3,7 millones al año. «Esta empresa es viable desde el minuto cero...», sostiene.
 
Caja de Burgos. Este sencillo plan de negocio, que puede extrapolarse a mercados europeos con una mentalidad más abierta en estos temas funerarios, convenció a la Fundación Caja de Burgos para acompañar a este joven a través de su Programa Emprendedores, lo que incluye asesoramiento en el ámbito empresarial y comercial y apoyo económico para una inversión que «no es muy grande porque se trabajará bajo pedido». 
Revilla parte de un valor añadido personal que le permite ser optimista: «Soy de los pocos que maneja el cartón como si fuese madera, un valor que hace muy complicado mecanizar el proceso de fabricación, por lo que la etiqueta de ‘hecho a mano’ va a tener que estar en mis modelos». No obstante, subraya, tiene capacidad de producción para atender una demanda inicial.
La prueba de fuego, la respuesta de un mercado tan competitivo   como el funerario, la tendrá los próximos días 27, 28 y 29 de mayo en Funesmostra, que reúne en Valencia a lo más representativo del sector.