Pimientos y hierbabuena para aferrarse a la vida

Angélica González / Burgos
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La residencia Plaza Real incorpora el primer huerto de interior que ayuda a los mayores a trabajar la memoria, a espolear sus intereses y a mantener la autoestima

Aurora Bernal tiene 85 años y toda la vida se ha dado mucha maña con las plantas. Ahora, aunque vive en una residencia, se encuentra estupendamente, es muy autónoma y ha encontrado en el huerto de interior que el centro Plaza Real -donde habita- incorporó hace poco más de un año, una de las actividades más entretenidas de su día a día. Así, se acerca a la instalación, vigila cómo van creciendo los pimientos (que van por la tercer cosecha y han resultado ser muy picantes), el olor de la hierbabuena o si hay que limpiar alguna mala hierba. A ella todo esto le aporta muchas ventajas, entre otras, estar muy activa porque, según explican las terapeutas ocupacionales Olalla Saiz y María Val, la horticultura de interior «supone enormes beneficios para las personas mayores».
Aurora no es la única a la que le ha llamado la atención esta actividad. Son muchos los ancianos que han puesto en práctica sus conocimientos y experiencias del campo y las plantas en este pequeño espacio de apenas un metro cuadrado en el que hay tomates, pimientos, unas coloridas alegrías, perejil o menta. «Este huerto nos sirve como instrumento para trabajar muchas de las capacidades de los residentes. En el caso de los que son válidos, vienen por aquí, riegan si hace falta y se ocupan de que todo esté bien pero para quienes sufren algún problema de salud, la pequeña actividad les supone conservar en buena medida su autonomía y favorece su capacidad de relacionarse con los demás, el interés y la autoestima», explican estas profesionales.
Ya hay diez residentes a las que han regalado plantas procedentes de este huerto interior que han trasplantado a una maceta y se las han llevado a sus habitaciones.  De esa manera, han adquirido una responsabilidad y deben recordar todos los días que necesita de sus cuidados para que no se echen a perder. La iniciativa ha sido recibida con tanto entusiasmo que las terapeutas tienen la intención de  crear otro pequeño huerto -esta vez más convencional y para el verano- en la terraza del geriátrico.
El producto, de reciente incorporación en el mercado, se llama comercialmente Brotelia y está fabricado por la firma Sistemas Tecnológicos de Nueva Generación Siglo XXI, una empresa tecnológica ligada a la Universidad de Valladolid, según explica uno de sus colaboradores, el salense Aquilino Molinero. Se trata de un sistema terapéutico basado en el cultivo de plantas de interior que funciona todo el año, que no necesita luz exterior y reproduce a través de un ordenador las condiciones naturales que precisan de las plantas -temperatura, humedad, radiación solar- lo que permite un óptimo crecimiento (es válido incluso para aquellas personas que aseguran que siempre se les mueren las plantas) y  es accesible, fácil y seguro para personas con movilidad reducida. 
 
El dinero no es prioritario. Sistemas Tecnológicos de Nueva Generación Siglo XXI comenzó su andadura en febrero de 2015 a través del sistema de economía de comunión. Según explica el director, Alberto Mansilla, consiste en que la empresa «no tiene como primer objetivo maximizar los beneficios sino que queremos ser una empresa comprometida con la sociedad tanto desde el punto de vista de cómo se reparten los beneficios -en la ayuda a los necesitados, por ejemplo- sino también en la forma con la que nos relacionamos con clientes y proveedores, que queremos que sean como familia, como compañeros o amigos». La empresa tiene en este momento 7 trabajadores y 15 socios.
Esta forma de trabajo, según se explica desde la Asociación por una Economía de Comunión de España (www.economiadecomunion.org)«tiene como finalidad contribuir a dar vida a empresas fraternales que sientan como misión suya erradicar la miseria y la injusticia social, contribuyendo a edificar un sistema económico y una sociedad humana de comunión en los que se logre que no haya ningún necesitado». Fue creada en 1991 por Chiara Lubich, fundadora, a su vez, del Movimiento  de los Focolares, una corriente dentro de la Iglesia Católica cuyo objetivo es promover la fraternidad universal por medio del diálogo interreligioso. Este enfoque, solidario, además, les puede permitir plantearse donar algunos de estos huertos de interior a geriátricos que no cuenten con los recursos necesarios para poder costeárselo, añade Molinero.
Para Plaza Real, la hortoterapia de interior es una más de las herramientas con las que trabajan la terapia ocupacional con sus residentes. También disponen de una  sala de estimulación sensorial con burbujas, luces de colores, un panel de estimulación táctil y un proyector de aromas, entre otros instrumentos. Además, cuentan con un programa de neurorrehabilitación, un soporte informático que ayuda a las funciones cognitivas de los mayores: «A través de juegos trabajamos la atención y la memoria y podemos ir registrando los resultados para ver la evolución de los pacientes», cuentan las terapeutas ocupacionales.