Estamos de cumpleaños

A.G. / Burgos
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Los Maristas llegaron en 1891 a Burgos. El cole se llamó Sagrados Corazones; más tarde, Liceo Zorrilla y, finalmente, Liceo Castilla

Los maristas llegaron a Burgos en 1891 y su primera ubicación fueron unos graneros en los bajos de la Casa del Cordón. Dos años después ya estaban en la calle Concepción, una rapidez que Nicolás García, el director del colegio,  achaca a la mentalidad francesa (la orden procede del país galo), que hizo que fueran arquitectos de ese origen los que diseñaron el colegio. 
«Las principales características que yo destaco de nuestra presencia es la simbiosis que hemos tenido con la ciudad desde el principio y que no hemos sido nunca elitistas, que siempre hemos estado al lado de todas las clases sociales. Como dijo Champagnat, para educar hay que tener el corazón abierto a los niños y jóvenes con dificultad», destaca. Y eso que ha cambiado varias veces de nombre y de ubicación. Empezó llamándose los Sagrados Corazones para pasar a ser el Liceo Zorrilla durante la Segunda República. Tras la Guerra Civil, ya fue Liceo Castilla para los restos. 
La orden tuvo varios centros: hubo uno en el patronato de San Esteban, en el Círculo; otro de nombre San Antonio (ubicado en la calle Santander, donde estuvieron entre 1907 y 1911) y Serramagna, en el barrio de San Pedro de la Fuente. Pero el más conocido fue el histórico de la calle Concepción, con un salón de actos donde medio Burgos fue al cine y a otro tipo de actividades culturales, de donde se marcharon en 1984 a las actuales instalaciones. «En todos tuvimos la inquietud por ir un paso adelante, quizás por la influencia francesa de la que hablábamos antes. A principios de siglo teníamos aparatos de física que no existían en España. Esta mentalidad fue, quizás, lo que hizo que nos desarrolláramos tan rápidamente».
Resulta inevitable preguntar a Nicolás García por el escándalo de abusos sexuales que ha afectado a varios miembros de un colegio de su misma orden en Barcelona y aunque no dice que haya ensombrecido el prestigio del colegio, reconoce que la marca Maristas, inevitablemente, se ha visto afectada: «Estamos muy apenados y por nuestra parte pedimos apoyo a las víctimas, claridad y transparencia». En este sentido, explicó que en Burgos cuentan con un protocolo que comenzó a elaborarse en 2011 para la detección del maltrato infantil, el abuso sexual y el acoso escolar y «que existía antes de conocerse los casos de Barcelona».