El Liceo Castilla se hace un hueco entre los 130 mejores colegios de España

Angélica González / Burgos
-

2.500 centros se presentaron a esta selección que anualmente realiza el diario El Mundo. Su director, Nicolás García, afirma que es «un estímulo para seguir trabajando»

Nicolás García parece un hombre modesto. Pero también se le ve muy orgulloso de que el colegio que dirige haya aparecido en una lista que anualmente publica un periódico nacional con los mejores centros escolares de España. Un total de 2.500 aspiraban a estar en este ránking de El Mundo y solo han conseguido unos pocos: Los primeros cien y después de ellos una lista de 30 ‘notables’ en la que el Liceo Castilla aparece en el puesto número 12: «Se trata de un escaparate que responde a la realidad. Había que cumplir 27 criterios y has de puntuar muy alto para poder aparecer. Se trata de un estímulo para seguir trabajando y una feliz casualidad de que sea en el 125 aniversario de la presencia de los Maristas en Burgos», explica, pero, a renglón seguido, aclara que no van a celebrar nada: «La autocomplacencia sería lo peor que nos podría pasar».
Fundado en 1891 -igual que este periódico-, tiene 1.235 estudiantes de Infantil, Primaria, ESO y BACH. Sus responsables creen que este reconocimiento externo tiene que ver con su modelo de enseñanza, que, siguiendo al fundador de la orden religiosa, San Marcelino Champagnat, trata de forma «buenos cristianos y honrados ciudadanos».
La hoja de servicios que presentaron a esta convocatoria debía cumplir 27 exigentes criterios y para desarrollarlos, el Liceo Castilla contó cómo es su trabajo diario: que ofrecen atención personalizada y de una forma especial a aquel alumnado que tiene mayores dificultades; que educan en la solidaridad, «sobre todo acogiendo a jóvenes de diferentes contextos sociales y religiosos, favoreciendo el diálogo y la tolerancia para vivir de manera positiva la diversidad» o que su metodología es «abierta, activa y flexible, adaptándose en cada momento a las necesidades existentes».
En el haber también reseñaron sus planes de atención personalizada, la orientación académica y profesional y el desarrollo de las competencias a través de un aprendizaje «significativo y contextualizado», lo que significa que se incluyen estrategias que promueven la participación activa del alumnado, la motivación, la cooperación y la colaboración entre los compañeros, «así como la experimentación del éxito académico de todos».
 
La diversidad. Uno de sus puntos fuertes es la atención a la diversidad. Este curso lo están desarrollando en Maristas 97 estudiantes con necesidades educativas específicas: altas capacidades, trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y autismo de alto funcionamiento o síndrome de Asperger. Pilar Corbí es la responsable de los alumnos de altas capacidades de Primaria, para quienes existe el programa DA+, en el que actualmente están incluidos 15 niños de 1º a 6º de EPO: «Hacemos proyectos de investigación que sean de su interés y que les permita desarrollar sus capacidades lingüísticas, de expresión oral y plástica. También hay filosofía para niños con lectura de textos, debates y nociones de educación moral, herramientas todas ellas para sacar lo mejor de estos chavales». En Secundaria son 35 los que tienen altas capacidades (tienen una inteligencia por encima de la media, mucha creatividad y alta motivación en las áreas de su interés) y altos rendimientos (buenos resultados académicos, destacan en algunas asignaturas y sus calificaciones son brillantes). Parece que el término ‘superdotado’ ha quedado obsoleto y ahora son éstos los que se emplean. «La mayoría de ellos son diagnosticados en el colegio y hay algunas familias que nos eligen por esta circunstancia, que ya está dejando de ser un problema porque existen recursos para abordarla. Como docentes, es un gran elemento de formación e investigación», reflexiona Jesús Javier Martín, coordinador de Secundaria.
Para este alumnado existen programas de apoyo dentro del colegio pero también fuera, en colaboración con entidades del entorno como el Hospital Universitario de Burgos, el Museo de la Evolución Humana o el Centro de Enfermedades Raras. También existe un protocolo específico para la prevención del acoso escolar con el objetivo de facilitar la integración de los alumnos de autismo de alto funcionamiento. 
La diversidad incluye también a críos con grandes dificultades socioeconómicas. El Liceo Castilla tiene en sus aulas ocho niños del poblado gitano de El Encuentro, con los que trabaja a través de un aula compensatoria y de integración y a los que aporta 12 horas semanales de atención individual. Han conseguido que el colectivo empiece a llegar a 3º de la ESO.
El claustro del Liceo Castilla está formado por 75 profesores, de los que únicamente 6 son religiosos. Nicolás García, con una sonrisa en el rostro, se rinde a la evidencia de que están en franca minoría pero le encuentra al asunto un aspecto positivo: la integración y la identificación del profesorado seglar con los valores del centro: «Estamos preparando a los laicos para que no se pierdan las esencias, la tradición y los valores de estos 125 años».
 
Mens sana... Es posible que mucha gente ignore que el equipo de baloncesto CB Tizona (Autocid) tiene su origen en este cole. Así lo recuerda Álvaro Castaño, profesor del departamento de Educación Física, quien destaca que el deporte ha sido siempre fundamental para los Maristas y que los profesores tienen una gran implicación en el club deportivo, un espacio donde la formación física complementa la educación que reciben los chicos, donde priman «el espíritu de superación, el compañerismo y hacer buenos deportistas en todo momento, tanto cuando ganan como cuando pierden». Sus logros en este área son notables: tienen 450 chavales en las diferentes modalidades de los juegos escolares municipales y ocho equipos federados compitiendo a nivel regional.