Sánchez Galán defiende un modelo empresarial ético para alcanzar la excelencia

Ical / Salamanca
-

El presidente de Iberdrola apuesta por una economía sostenible y se muestra convencido de que «no todo vale para obtener resultados»

Sánchez Galán (d) clausura el seminario junto a García-Delgado, García Cirac, Fernández Mañueco y Fernando Dávila. - Foto: David Arranz (Ical)

El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, defendió un modelo empresarial ético y con valores sólidos «para edificar una economía sostenible», opinión que dio a conocer en la clausura del I Seminario sobre Derecho y Ética en los negocios, organizado por la compañía energética y la Fundación Torre del Clavero. Al acto asistieron la presidenta de las Cortes regionales, Josefa García Cirac, y el presidente del Consejo de la Abogacía de Castilla y León, Fernando García-Delgado.
A su juicio, «no todo vale para obtener resultados en el mundo de la empresa». Sánchez Galán manifestó su confianza en que los comportamientos éticos son «el mejor camino hacia la excelencia empresarial porque implican siempre un proceso de exigencia y mejora continua, crean confianza entre todos los grupos de interés y, a la larga, generan ventajas competitivas y contribuyen a la creación de valor sostenible».
La ética debe ser, por tanto, un elemento transversal dentro de la empresa, por lo que debe estar «en el centro de la estrategia, del modelo de negocio y en la cadena de toma de decisiones, pues crea confianza, exigencia y a la larga ventajas competitivas y valor sostenible».
Para Sánchez Galán la sociedad debe caminar «hacia un mundo de valores que se rija por los principio de la honradez, el esfuerzo, la responsabilidad y la transparencia». Lograrlo, matizó, supondrá «nuestro mayor éxito y lo mejor que podemos dejar a las próximas generaciones en pro de la sostenibilidad».
El presidente de la compañía eléctrica subrayó que este I Seminario sobre Derecho y Ética es «una iniciativa no ya sólo oportuna, sino muy necesaria en la actualidad» en una ciudad «cuna de una corriente de pensamiento ciertamente innovadora y universalmente reconocida como una de las principales aportaciones al origen de la ciencia económica que, allá por el siglo XVI, comenzó a analizar los problemas y desafíos morales de determinadas actividades de la sociedad de la época». Cinco siglos después, apuntó, «debatimos sobre lo mismo». En esa línea subrayó que la actual crisis «está condicionada por el deterioro  de los principios morales».
La empresa ética, resaltó, ha de pensar en la sociedad y en el resto de generaciones.