La jubilación de Sery Bermejo lleva a cerrar el mítico Mesón de la Villa

I.M.L. / Aranda
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El emblemático establecimiento abrió sus puertas en 1970 de la mano de Eugenio Herrero y su esposa y se ha mantenido activo hasta ahora gracias a los esfuerzos de Mariví Plaza

Hay nombres que van unidos de manera inequívoca a un sector de la sociedad y que marcan un antes y un después. Este es el caso de El Mesón de la Villa de Aranda de Duero, templo de la gastronomía arandina en particular y castellano leonesa en general, cuya fama ha traspasado las fronteras locales y nacionales llevando los platos estrella de su carta a los lugares más insospechados. Ahora, la coyuntura general y las circunstancias familiares en particular han llevado a Mariví Plaza, actual responsable del restaurante y sobrina de sus impulsores, a echar el cierre definitivo. La decisión ha sido paralela a la jubilación de Misericordia Bermejo, la conocida por todos como Sery, que ya había abandonado los fogones.

El pasado miércoles, las puertas de el Mesón de la Villa se abrían por última vez y recibían a sus últimos clientes, pero no llegaron a ofrecer el servicio de comidas. Mariví Plaza reconoce que fueron unos momentos duros, cargados de emociones y recuerdos, ya que tanto ella como el fallecido Eugenio, que colgó el blusón de mesonero el 23 abril de 2006, y su esposa Sery habían puesto alma, corazón y vida en este restaurante.

Esta heredera de la profesionalidad de los dos mesoneros asegura que el legado del mesón no se va a perder, ya que seguirá ofreciendo sus servicios en la Finca del Mesón de la Villa. «Aunque cerremos aquí, vamos a cumplir con todos los compromisos que tenemos contratados con nuestros clientes, con el cariño con el que los hemos atendido siempre para ofrecer lo mejor de nosotros mismos», afirma con seguridad.

A pesar de que por su edad llevaba un tiempo alejada de la primera fila de la gestión del restaurante, Sery seguía siendo el alma y el porqué de este establecimiento. Al hacerse efectiva su jubilación, tanto ella como su sobrina llegaron a la conclusión de que era el momento idóneo para apagar los fogones. «Ella me animaba a cerrar y yo me he resistido, pero llevaba ella razón, ahora hay que cerrar este capítulo para ver qué nos depara el futuro», confiesa Mariví.

Ahora, sobre la mesa hay un posible cambio de rumbo para este mítico establecimiento, ubicado junto a la Casa Consistorial arandina, y es que sus propietarias no descartan alquilarlo o venderlo a alguien que quiera mantener vivo este local.

Mucho más que comida

La fama de El Mesón de la Villa no partió de cero, ya que Eugenio y Sery ya habían dado muestras de su excelencia culinaria en el ‘Aquí te espero’, el bar que abrieron en 1954, año también en el que se casaron. De ahí dieron el salto en 1970 al local que, desde su apertura, ha acogido esta marca gastronómica arandina.

Estos mesoneros supieron poner en la primera fila de la gastronomía nacional platos como la chanfaina guisada, sus escabechados y, por supuesto, el lechazo asado en horno de leña. La promoción de este plato estrella de su carta la elevaron a la categoría de jornadas gastronómicas, creando en 1977 una cita anual en torno al cordero lechal y que fueron las precursoras de las que ahora desarrolla el Ayuntamiento de Aranda en torno a este producto.

A lo largo de su carrera gastronómica y personal, los tres nombres que han regentado este establecimiento han recibido decenas de reconocimientos y nombramientos, como el de Mesonero de Castilla para Eugenio, pregonera de Aranda para Sery, una calle para ambos en la capital ribereña, y única castellano leonesa miembro de la agrupación de Jóvenes Restauradores de Europa para Mariví, por citar algunos.

Pero más allá de la cantidad de lechazos asados que han podido servir, lo que se queda detrás de las puertas ahora cerradas es la gran relación con sus empleados, que formaban parte de la familia y para los que Sery y Mariví no tienen más que palabras de agradecimiento. Al igual que para sus clientes, todos los que a lo largo de estos 45 años han acudido a «su casa» a disfrutar de su mesa, su amable servicio y una buena charla. Todo un referente culinario que ahora deja coja con su cierre a la oferta gastronómica de Aranda.