Más de 170 peluquerías de Burgos cerraron en la peor fase de la crisis

G. Arce / Burgos
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El elevado número obedece a que se ha producido un continuo movimiento de aperturas y clausuras de negocios condicionado por los elevados gastos y la caída de la demanda

Los burgaleses hemos espaciado las visitas a la peluquería y abandonado muchos tratamientos de belleza que antes nos permitíamos para aligerar los gastos del día a día. El sector se ha resentido. En el peor momento de la crisis, entre los años 2011 y 2013, en la provincia de Burgos cerraron 172 peluquerías, 85 solo en el primer año de los señalados, cifras extraídas de la respuesta a una pregunta parlamentaria formulada en el Congreso de los Diputados y que el sector local da por certeras. A nivel nacional los números no dejan lugar a dudas de la situación: 31.700 negocios clausurados y otros tantos miles de peluqueros y sobre todo peluqueras en el paro.

Tal destrucción de establecimientos en Burgos, donde operan algo más de 300 peluquerías, se explica por la sucesión de cierres, aperturas y nuevos cierres que ha padecido este ámbito, castigado por una brusca caída de la demanda (se habla de más del 40%)que aún persiste, por el progresivo incremento de los gastos corrientes y del IVA, y por el afloramiento de la competencia desleal.

La Asociación Profesional de Peluquería de Señoras, que agrupa a 140 asociados, asegura que al encarecimiento de sus herramientas básicas de trabajo, la electricidad y el agua, se une una subida este año del 15% en el precio de los productos que utilizan en sus servicios (champús, tintes, lacas, acondicionadores, gominas...). «Si a ello sumamos que el IVA se ha encarecido en 13 puntos   (al 21%)y que la pérdida del poder adquisitivo de la clientela tradicional le ha llevado a prescindir o dilatar en el tiempo el uso de estos servicios, pues es fácil tener muchos problemas para continuar».

En resumen, apunta Mercedes  García, secretaria de la Asociación, «los ingresos disminuyen, los gastos e impuestos suben y no queda más que la pérdida de empleos -muy acusada- y los cierres». Los desempleados que ha generado el sector se han buscado la vida intentando abrir su propio centro pero suelen caer en el mismo círculo vicioso que les llevó al desempleo y sus posibilidades de éxito son mínimas, casi nulas si tienen que afrontar un desembolso medio de unos 2.000 euros mensuales solo por abrir la puerta.

«Por ello, mucha gente que ha perdido su puesto de trabajo se coge una bolsita con unos peines y tijeras se dedica a la economía sumergida de casa en casa». Estas prácticas de competencia desleal, señalan desde el colectivo profesional, han sido denunciadas ante la Inspección de Trabajo, pero «es muy difícil atajar este problema porque los inspectores no pueden acceder a los domicilios».

A peor

Con el paso de lo peor de la crisis se puede pensar que hay razones para el optimismo pero, lejos de mejorar, apuntan, la situación tiende a gravarse en estos dos últimos años. «Algunos de los profesionales con los que hemos hablado, algunos con más de 30 años en el sector, dicen que han pasado el peor febrero de toda su vida».

Cada día son más habituales los continuos aplazamientos para el pago del IVA trimestral que auguran el futuro colapso de algunos negocios. Continúa en este sentido la reivindicación para que se rebaje el IVA, demanda que llevó a este gremio a salir a la calle hace ahora un año. «No sabemos si Hacienda habrá recaudado más, pero lo que sí sabemos es que con este impuesto es imposible sostener la rentabilidad de nuestro servicio y es imposible que una peluquería cerrada genere impuestos».