En apenas tres meses, De la Rosa pasó de la segunda fila del PSOE burgalés a acaparar prácticamente todo el control en la capital. Primero al encontrar apoyo suficiente para presentarse a las primarias por la Alcaldía, que ganó a Esther Peñalba, y después para erigirse en secretario local. Tiene 35 años, de los que 27 residió en Gamonal. Es licenciado en Ciencias Políticas y fue concejal entre el 2007 y el 2011. En las últimas elecciones se quedó a las puertas del Ayuntamiento que ahora quiere abrir por sí mismo al mando de una lista de escasa continuidad.

Ha pasado de reconocer que de su reto puede salir corneado a hablar como alcalde en primera persona. Es una pose, verbo, pero también denota que De la Rosa quiere convencer de que su programa de Gobierno lo está (lo están) cocinando a fuego lento por si se cumple su anhelo y una ruptura de la mayoría absoluta ‘popular’ le pone delante la opción de gobernar. Así es como encara la previa de unos comicios con muchos condicionales que él declina conjugar.

Dijo usted, durante las primarias, que no le gustaba la labor del PSOE en el Ayuntamiento. ¿Qué política piensa llevar al Ayuntamiento?

Estamos en otro momento. En la base, en el proyecto de cambio después de 12 años de PP, coincidimos, pero hay matices sobre la forma de afrontar la oposición. Tengo un proyecto de ciudad muy distinto que el del PP y que es compartido por la inmensa mayoría de mis compañeros, y así se demostró en las elecciones a la Secretaría local. Se trata de hacer un gobierno abierto basado en la participación con dos ejes fundamentales: empleo y servicios sociales.

Tras lo sucedido en Gamonal, parece que todos tienen una irrefrenable pasión por el diálogo vecinal y que eso va a vaciar de propuestas los programas en favor de posturas ‘filosóficas’...

El 16 de abril presentaremos un borrador de programa y va a haber propuestas concretas, nada de vaguedades. Será serio y contrastable. Cualquier cuestión que en el programa se plantee supone un compromiso de llevarla a cabo, pero las formas van a ser completamente distintas a las de Javier Lacalle. Si veo un rechazo de los vecinos a una actuación que haya propuesto y me convencen de que es mejor no hacerlo, yo no me empeñaré, como este alcalde, en ir contra los ciudadanos.

Todos los proyectos municipales generan algún rechazo, sea mucho o poco. Pregunte a Olivares lo que le ocurrió con la plaza de Santiago, por ejemplo.

Si recibo un respaldo mayoritario en las elecciones y son unos pocos los que se oponen a un proyecto, lo llevaré a cabo.

O si no le queman los contenedores.

Creo haber demostrado que, pese a participar de las protestas pacíficas contra un proyecto que no compartía, denuncié tajantemente los actos vandálicos.

Ha convencido a Fernández Santos pero no a Carmen Hernando para ir en su lista...

Sí, correcto. Así ha sido. A Antonio debo agradecerle que me dijera que sí, no puedo pagarle su compromiso conmigo. Él no se quería esconder ahora y eso le ha pesado más que otros argumentos. Para mí es imprescindible. Y en el caso de Carmen sería bueno seguir contando con ella, pero apostó por la carrera por la Secretaría provincial y creo que eso la condicionó.

Así que tiene una lista, pero no la que quería.

Como creo que le pasará a cualquier candidato. No es fácil decir que sí a esto.

Aun siendo un territorio con normas propias, ¿ha respirado al ver los resultados de las elecciones andaluzas?

Sí. El PSOE necesitaba tener un dato objetivo que nos diera la razón sobre las buenas decisiones tomadas a todos los niveles. A diferencia del PP, hemos captado el mensaje, hemos cambiado y hemos incorporado las demandas de las nuevas generaciones de ciudadanos: más apertura, transparencia, participación... Y renovación. Así se ha hecho a todos los niveles. Andalucía demuestra que el PSOE es la única alternativa responsable al PP.

Dice que el PSOE es la única alternativa responsable al PP. Sin embargo, cuando habla de posibles pactos únicamente excluye al PP y se queda con todos los que, a su juicio, no son responsables. Se contradice.

Yo estoy convencido de mis opciones de gobierno y de que el PP va a perder la mayoría absoluta. Puede ser en coalición con otras fuerzas o en solitario con pactos puntuales. Lo digo por coherencia con lo que creo que ha demostrado un alcalde al que le ha quedado muy grande el puesto. Si estamos haciendo una oposición a una forma de hacer las cosas, no puedo pactar con aquello que combato. No puedo negar que va a ser prácticamente imposible no llegar a acuerdos, y eso a mí me satisface. Todo lo que sea romper la mayoría del PP me da opciones de gobierno, pero andaré con mucho tiento.

Ha prometido actuaciones en los 22 barrios pero, ¿no cree que el café para todos es irreal?

Es que no va a haber café para todos, yo voy a hacer discriminación positiva para compensar agravios. Yo planteé los distritos porque me los creo, porque creo que hay que delegar toma de decisiones y capacidad presupuestaria, pero no que se deba repartir el presupuesto de forma igualitaria. Soy muy consciente de cuáles han sido las zonas de la ciudad más privilegiadas. Eso sí, mis propuestas no serán inamovibles.

Haga una propuesta concreta para cada uno de los distritos.

En Gamonal-Capiscol renegociar el convenio con Defensa para liberar los espacios de la Academia de Ingenieros, generar un pequeño Retiro y dar los aprovechamientos en otros sitios. En la zona Sur hay que volver a la idea de convertir la vieja estación en un gran centro de formación para los jóvenes, con un servicio destinado al empleo, cursos, emprendimiento, colaboración con la UBU, FP, formación lúdica a través de cursos... Y en el entorno crear una zona deportiva. En la zona Oeste habría que esperar a que los recursos permitan el desarrollo del bulevar tal y como estaba planteado. Aparte, garantizar la seguridad en La Milanera e intentar que ese espacio que incorpore a la UBU. Si no lo conseguimos, hay que desarrollar algún tipo de dotación allí. Y en el centro-Norte hay deficiencias de mantenimiento en zonas como Vadillos, Camposa, San Francisco... No son grandes proyectos, pero necesitan actuaciones.

¿Qué haría con Autobuses?

Desarrollar la propuesta de reestructuración de líneas de forma ambiciosa, lo que implica más recursos humanos, y recuperar la gestión directa del rénting. Hay líneas que dan muchas vueltas con pocos pasajeros y hay que limitarlas, pero logrando que tengan más frecuencia.

¿Y con los consorcios?

Tratar de evitar que el Ayuntamiento asuma toda la responsabilidad si no pueden pagar su deuda. Hay que evidenciar legalmente la responsabilidad de las entidades financieras.

¿Y si están jurídicamente blindadas?

A ver, yo no tengo una varita mágica. Espero que los números y las ventas mejoren y se generen más ingresos. Si no es así, tendremos que ir asumiendo el pago de la deuda desde el Ayuntamiento y la situación será crítica, pero habrá que hacer los esfuerzos que sean oportunos, sobre todo desde el punto de vista del gasto, excepto en los servicios sociales. Los años de Aparicio provocaron una deuda multimillonaria y los cuatro de Lacalle los ha dedicado a subir los impuestos y, encima, no ha hecho inversiones. Ahora nos toca pagar.