Una vida perra

I. Elices / Burgos
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La Policía detiene a un burgalés que disparó a su mascota • El animal sobrevivió, deambuló un mes y recorrió 90 kilómetros, hasta que lo halló un pastor vallisoletano • Ha superado una operación muy difícil

Su nombre es Vida. Acaba de ser rebautizada a sus siete años. No podía llamarse de otra manera tras dar una lección de supervivencia a propios y extraños. Un burgalés al que acaba de detener la Policía Nacional le disparó con su escopeta hace unos tres meses -se ignora la fecha exacta- en un coto de caza de la provincia. O no estuvo muy atinado o la perra -fiel a su ansia por vivir- se movió a tiempo y con ello logró que los perdigones no acertaran por completo en su cabeza, pero le provocaron un agujero del tamaño de una pelota de golf en la garganta.

Tras huir, su instinto le dijo que no debía emprender el camino de vuelta a la casa de su amo -como hacen muchos canes que se pierden o son abandonados-. El recuerdo del tiro y el dolor de las postas alojadas en el cuello la lanzaron a una carrera sin tregua para alejarse de su dueño, que había demostrado un escaso apego por el animal. Deambuló por los campos durante más de un mes -calculan en la asociación Propatas, que se hizo cargo de ella-. Y llegó a Castroverde de Cerrato, en Valladolid, a casi 90 kilómetros del lugar donde estiman que fue tiroteada. Estuvo siguiendo a un pastor durante horas, hasta que se dio cuenta de que estaba gravemente herida y se la llevó a su casa. Tras lavarla y practicarle algunas curas se puso en contacto con el servicio de recogida de animales de la Diputación de Valladolid.

Su responsable, José Manuel Sastre, acudió a la localidad, le pasó el detector para ver si tenía microchip y, en efecto, lo poseía. Telefoneó al dueño, F.G.S., de 64 años, quien le dijo que se deshiciera del animal, que él no lo quería para nada. Después, contactó con la protectora vallisoletana Propatas, que se hizo cargo del animal y denunció el caso ante la Guardia Civil. Al ser de Burgos el dueño, el asunto terminó en la Comisaría, que ha dirigido la investigación hasta la detención del propietario, que es presunto autor de un delito de maltrato animal.

Cuando recibieron la perra, en un primer momento creyeron que habían intentado degollarla, pero un cazador relacionado con la protectora les informó de que no, de que el agujero se correspondía con los perdigones de un cartucho, señala María Gómez, de Propatas. Las radiografías que le practicaron en la clínica veterinaria Animalia, también de Valladolid, confirmaron que se trataba de postas, pues aún tenía dos alojadas cerca de la garganta.

«Había que salvarle la vida después del esfuerzo que había hecho ella sola durante un mes vagando por el campo», recuerda María. El estado físico en que se encontraba «era muy malo», indica la veterinaria que la atendió, Lidia Rodríguez. No podía ladrar ni emitir ningún tipo de sonido y se había acostumbrado a respirar por el agujero que tenía en la garganta.

La operación quirúrgica a la que sometieron a Vida duró tres horas y consistió en una reconstrucción de la traquea. Salió todo bien, pero el «postoperatorio fue complicado, porque hubo que practicarle una traqueotomía debajo de la lesión para que pudiera respirar mientras la herida cicatrizara». Lidia no quería que el aire pasara por el conducto habitual para evitar infecciones durante la recuperación.

La perra -un cruce de la raza grifón- permaneció un mes en las instalaciones de la clínica, ya que tuvieron que darle abundante medicación para acelerar el proceso de recuperación. Ahora mismo come y respira bien, pero «no puede hacer mucho ejercicio ni estresarse, porque se ahoga», afirma la veterinaria. En estos momentos está acogida en una familia de Valladolid.

La asociación Propatas no está dispuesta a que la acción del burgalés arrestado anteayer quede impune. Al margen de colaborar con la Policía Nacional en la investigación se va a presentar como acusación particular «a fin de que el que fuera dueño del animal sea condenado por ser autor de un delito y no de una falta». «Hay acciones que son una barbaridad y no se pueden consentir», afirma María Gómez. Y recuerda que colgar perros de los árboles y pegarles tiros «no es cosa del pasado».

La portavoz de Propatas confía en que no haya que volverla a operar, pero ya ha contactado con una clínica de Madrid por si es necesario practicarle una endoscopia con el fin de agrandarle el orificio por el que respira y conseguir que no se ahogue. Ha vuelto a la Vida, que no es poco. Y eso que quien se supone que mejor tenía que cuidar de ella la traicionó.