La Universidad de Burgos se lo ha tomado en serio. Y para ello cuenta con la complicidad y disposición de las policías Nacional yLocal. Celebrar este curso novatadas en el campus burgalés que trasciendan determinados límites será más difícil. En una reunión celebrada el pasado jueves en la Subdelegación del Gobierno y presidida por su máximo responsable, Pedro de la Fuente (quien procede el ámbito educativo y ha mostrado desde el principio una especial sensibilidad para con este asunto), se sentaron las bases para poner un marcha un plan de acción coordinado y conjunto. Hay varias claves, que se concretarán en próximos días, pero que tendrá estos puntos fuertes: habrá mayor presencia policial y se aplicarán sanciones efectivas, como aperturas de expediente, por parte de la institución académica si se detecta algún exceso grave.
«Sabemos que será difícil erradicar estas prácticas, pero hemos decidido actuar en varios frentes porque es un asunto que nos preocupa y que cada año va a más. Como en su día sucedió con la ‘Champanada’, se está convirtiendo en un asunto de seguridad ciudadana», explica el vicerrector José Manuel Manso. Así, el plan de actuación implicará una mayor presencia policial, si bien discreta porque consideran los responsables de las instituciones implicadas que no se trata de intimidar ni de representar una amenaza represiva para los estudiantes, «sino de que tomen conciencia». Esa vigilancia se verá reforzada por un mayor número de efectivos de la seguridad privada de la universidad. Las novatadas, como recordó durante la reunión el comisario de la Policía Nacional, Jesús Nogales en alusión a una sentencia del Tribunal Supremo, son delitos y no faltas.

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