El dinero 'ético' empieza a fluir

Gadea G. Ubierna / Burgos
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La cooperativa de crédito Fiare, una alternativa a la banca tradicional, ha desembolsado más de 130.000 euros para proyectos de la provincia en poco más de año y medio

Punto de Fuga ha recibido 16.000 euros. - Foto: Christian Castrillo

Hace poco más de una semana que la asociación Accorema inauguró en Quintanadueñas la iglesia evangélica Piedras Vivas, un edificio multiusos en el que además de haber una zona destinada al culto se ha habilitado un espacio para aulas de formación, guardería y una vivienda de inserción. Es un inmueble que, se supone, facilitará la integración de personas en riesgo de exclusión por adicciones u otros problemas y que redundará en un beneficio para la sociedad, dos aspectos que han resultado clave para que Accorema consiguiera la financiación necesaria para levantar el edificio en poco más de un año y sin tener que tocar a la puerta de ninguna entidad bancaria convencional ni afrontar unos intereses desmesurados. ¿Cómo? Gracias a la denominada banca ética y, más concretamente, a la cooperativa de crédito Fiare, que este mes comienza a operar con particulares como un banco tradicional sin serlo. Es decir, se podrá tener una cuenta corriente y una libreta, pero el funcionamiento y el objetivo siempre van a ser distintos a los de la red bancaria tradicional.

El cimiento de la banca ética, tanto de Fiare como de otras entidades semejantes operativas en España y en la región (por ejemplo, Triodos Bank) es que el dinero debe servir para crear actividad y beneficio social más que para generar negocio en sí mismo. Es decir, es casi seguro que la banca ética no le va a prestar a un particular dinero para pagar un piso, pero sí para abrir un negocio que genere empleo y que se considere que aporta un valor a la sociedad. En ese perfil encajan los proyectos de Burgos para los que Fiare ha desembolsado en año y medio más de 130.000 euros, bien en la modalidad de préstamo o en línea de crédito para facilitar liquidez en momentos puntuales.

Este segundo caso es el de la Fundación Alter, que es a la vez socia y clienta de Fiare: esto es, aporta capital a la cooperativa (también Cáritas y la Fundación Lesmes, entre otros)y al mismo tiempo contrata un producto bancario que le permitiría disponer de hasta 15.000 euros al año para liquidez. «Pero nunca hemos pedido tanto dinero, nosotros tenemos un producto pequeñito, más testimonial que otra cosa porque si estamos en este tipo de economía se supone que queremos promoverla», explica el tesorero de la fundación en Burgos, Rafael Tabares, antes de aclarar que «nosotros somos bastante autónomos en la financiación, pero sí hay determinados momentos en los que necesitamos flujo de caja y recurrimos a esta línea de financiación». Así, en función de las necesidades de cada mes, emplean unas cantidades u otras, que no tienen por qué ser las mismas. «Lo que tenemos nosotros es lo más parecido a un producto bancario, es financiación bancaria, de hecho», apunta Tabares.

 

Beneficio social

Otro caso distinto es el de Accorema y la iglesia evangélica recién inaugurada en Quintanadueñas o el de la librería y cafetería Punto de Fuga, en Capitanía, que ha sido el último proyecto financiado en la provincia por Fiare. En sendos ejemplos, la financiación es, por así decirlo, ‘parabancaria’: el banco moviliza su tejido social para conseguir una determinada cantidad de dinero que haga viable el proyecto. Y una vez que se consigue, se acuerdan las condiciones para que los beneficiados lo devuelvan con unos intereses más bajos de los que se emplean en la red tradicional o sin intereses.

Así, Fiare hizo llegar a mediados del año pasado un total de 100.000 euros para la nueva iglesia de Accorema, en un préstamo que vencerá a mediados de 2025. El presidente de este colectivo, José Gallardo, explica que sí tienen que pagar intereses, «pero igual son algo más bajos». También matizó que su proyecto ha sido viable gracias a que la asociación se ha hecho cargo de la construcción a través de su empresa de inserción, a que otras empresas burgalesas donaron muchos materiales y a que tenían dinero ahorrado para avalar el préstamo.

Para la puesta en marcha de Punto de Fuga, la única cafetería y librería operativa en la capital en este momento, las dos socias solicitaron a Fiare un préstamo de 16.000 euros, que a primeros de este año se materializó. A su favor jugó el ser una proyecto que abarcaba varios temas al mismo tiempo: por una parte empleaba a dos personas, las socias, pero por otra se presentaba como un centro de difusión cultural con intención de prestar especial atención a la literatura de género, de temática social o relativa a la cooperación; un espacio en el que todos los artículos que se comercializan son de ámbito local o el comercio justo. Una presentación que convenció a los socios de Fiare porque, según indican en su página web, «es otro ejemplo de economía solidaria y finanzas éticas, en definitiva de que otra economía es posible, aquélla que pone por delante a las personas».