El peligro de las pseudociencias

María Jesús Álava
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Recibir la noticia de una enfermedad grave suele ser devastador y, en el transcurso del tratamiento, se puede pensar en recurrir a terapias no convencionales que acarreen graves consecuencias

En el momento que nos diagnostican una enfermedad grave, o durante todo el proceso de tratamiento de dicha patología, la persona tiende a encontrarse en una situación de vulnerabilidad emocional que puede llevarnos a la búsqueda de tratamientos alternativos que nos conduzcan al abandono de la medicina convencional.

¿Qué nos ocurre cuando estamos vulnerables?

Lo habitual es que tras el diagnóstico de una enfermedad grave atravesemos distintas fases que abarcan desde la incredulidad, el miedo, las dudas, la incertidumbre de la evolución de la enfermedad y de los efectos secundarios de los tratamientos, la tristeza, ansiedad, el cansancio físico y emocional... 

La psicología nos ayuda a la hora de afrontar estas situaciones y aporta las estrategias terapéuticas más útiles para mejorar la calidad de vida del paciente y acompañarle durante todo el proceso.

El abatimiento ante noticias adversas en el desarrollo de la enfermedad puede llevar a buscar vías de solución en las seudociencias. Algunas de estas aluden a un conflicto interno como causa de la enfermedad y especifican que resolviendo ese conflicto, la enfermedad desaparece. Este es el caso del médico alemán Hamer, inventor de la nueva medicina germánica y condenado por ejercer la medicina de forma ilegal en su país y que se instaló en España en los años 90. Parece ser que así se iniciaron en España seguidores como Enric Corbera, creador de la bioneuroemoción, un peligroso método que promete curar el cáncer simplemente con desearlo.

Al final, estos curanderos crean una confusión enorme en el paciente, al que muchas veces le animan a que abandone el tratamiento convencional prescrito por el médico, con el consiguiente peligro para su vida y su salud.

Ante esta situación de vulnerabilidad que afecta a cualquier enfermo con un diagnóstico grave, es fundamental que junto al tratamiento médico se favorezca un apoyo psicológico adecuado por personas colegiadas, para prevenir que los pacientes puedan caer en redes de pseudociencia u otros tratamientos alternativos.