La cañada real, a salvo

Gadea G. Ubierna / Burgos
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La Junta ha tramitado 38 expedientes sancionadores por ocupación de vía pecuaria, caminos de tránsito de ganado cuya longitud suma casi 3.900 kms. en la provincia. Dado que no hay presupuesto para delimitar todos, se ha empezado por el más importante

Solo un paseo por el tramo de la Cañada Real Burgalesa comprendido entre Tórtoles de Esgueva y Villafruela (en el límite con Palencia por el sur) permite imaginar cuán impresionante tenía que ser ese paraje en pleno apogeo, en aquellos siglos en los que los pastores trasladaban millones de reses de La Rioja a Extremadura dos veces al año por ese trazado de 750 kilómetros, de los cuales cerca de ciento veinte cruzan la provincia de Burgos de este a oeste. Un tramo que el Ministerio y la Consejería de Medio Ambiente están tratando de proteger mediante un proyecto que no solo pretende conservar la flora y la fauna de esos  ‘corredores ecológicos’ sino que también busca devolver a la vía antaño dedicada a la trashumancia su anchura original, ya que lustros de abandono se han traducido en decenas de kilómetros comidos casi siempre por la agricultura. De hecho, en estos últimos años la delegación territorial de la Junta ha tramitado 38 expedientes sancionadores con multas de hasta 150.000 euros por obstrucción u ocupación ilegal de vía pecuaria.
Que la agricultura haya ido ganando terreno a la vía pecuaria no es algo exclusivo de la Cañada Real Burgalesa, ocurre en buena parte de los más de 3.891,18kilómetros de caminos de este tipo que recorren la provincia. Pero la reducción de la actividad ganadera junto con el abandono de la trashumancia ante la generalización del uso de piensos en sustitución de los pastos se tradujo en abandono y en una difusión de los límites del dominio público y del privado que ahora es muy laborioso y, sobre todo, muy caro especificar. De ahí que la Administración decidiera priorizar aquellas de más importancia, que son las Cañadas Reales. Su valor y su utilidad fueron tales que el rey Alfonso X el Sabio decidió preservarlas en 1273 mediante un edicto (por eso se añadió luego el ‘reales’) en el que se establecían longitudes (más de 500 kilómetros) y anchuras (90 varas castellanas, que ahora equivalen a 72 metros), así como la delimitación mediante unos mojones que ahora están colocándose de nuevo.
Concretamente, en Burgos ya se han colocado en la parte final del tramo, en unos 40 kilómetros entre Tórtoles de Esgueva y Quintanilla de la Mata (ya muy próximo a Lerma). Así que quien tenga interés en hacerse una idea de la magnificencia del pasado, puede comenzar por Tórtoles y, tras pedir indicaciones en el pueblo para que le expliquen en qué punto coger la vía, tendrá ante sí una ruta de senderismo con la silueta de la Sierra de la Demanda como horizonte y con esa fauna silvestre que la Administración quiere conservar en su hábitat como compañía. De hecho, en poco más de media hora de caminata, se topará con perdices y conejos campando a sus anchas entre la cantidad de restos de antiguos y grandes corrales de piedra. Se cuentan por decenas en ambos márgenes y son una prueba más de la importancia que llegó a adquirir la ruta, equipada para dar cobijo a cientos de miles de cabezas de ganado y a sus pastores en el largo camino hacia la calidez de los pastos de Cáceres si era otoño o hacia el fresco de los de la Meseta castellana y La Rioja en primavera.
Para establecer la anchura exacta de la Cañada, personal de la Consejería de Medio Ambiente ha trabajado durante años encima de planos y fotografías aéreas (especialmente las que tomó el ejército de Estados Unidos en los años cincuenta) que han permitido establecer los límites originales y comprobar en cuántos casos agricultores o propietarios de terreno se han excedido y han labrado porciones de caminos públicos. Fuentes de la delegación territorial de la Junta explican que los agentes medioambientales o los del Seprona de la Guardia Civil denuncian «aquellas infracciones que detectan en materia de invasión, ocupación o roturación de vías pecuarias» y, de hecho, destacan que en Burgos se han tramitado en estos últimos cinco años 38 expedientes sancionadores por este motivo: uno muy grave (multa de hasta 150.000 euros), 18 graves (30.000 euros) y 19 leves. Sin embargo, matizan que la inspección es complicada porque «salvo en áreas que hayan sido sometidas a concentración parcelaria, los límites exactos de las vías pecuarias son difíciles de determinar sobre el terreno». Para poder hacerlo, sería necesario reproducir el trabajo realizado desde 2010 sobre los 120 kilómetros de la provincia de Cañada Real Burgalesa y también el presupuesto, de 1,5 millones. Algo que, obviamente, es impensable para los 3.891 kilómetros de vía pecuaria de todo Burgos. Hay que tener en cuenta que al coste económico hay que añadir el administrativo: cada tramo se tramita por separado, cuenta con período de información pública, reclamaciones de propietarios afectados... Así, después de casi cinco años de trabajo, se han colocado mojones en los 40 kilómetros finales de trayecto y están pendientes otros tantos comprendidos entre Lerma y Quintanilla del Agua y Barbadillo del Pez. En los términos municipales de estos pueblos de la Demanda se han colocado estacas, en los límites, pero faltan por poner los mojones de piedra. Se espera que dentro de un año se pueda dar por finalizado el proyecto, una vez que se haya deslindado la superficie comprendida entre el Valle de Valdelaguna y Monterrubio de la Demanda, que es, en realidad, el comienzo de la Cañada en la parte burgalesa.