Un arranque tranquilo

B.G.R. / Burgos
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La villa de Oña vive el primer fin de semana de Las Edades del Hombre sin colas ni aglomeraciones, pero con más movimiento del habitual. Los visitantes destacan la grandiosidad del Monasterio

El goteo de personas fue constante durante todo el fin de semana, tal y como puede verse en esta imagen de ayer por la mañana. - Foto: DB/TomÃs Alonso

No hubo ni colas ni aglomeraciones, aunque sí un goteo continuo de visitantes que no pasó desapercibido para los onienses. El primer fin de semana de Las Edades del Hombre transcurrió tranquilo, en previsión de que la mayor afluencia de público (excursiones y grupos de turistas) se produzca en la segunda quincena del mes de junio. Lo que sí que pudo constatarse es que la mayoría de los visitantes salió con la sensación de estar ante una de las mejores muestras de arte sacro, no solo por el contenido sino también por el continente, el Monasterio de San Salvador de Oña.

«Es muy bonita. Tiene pocas piezas pero escogidas, de tal forma que no se te hace pesado. Además, el escenario es magnífico», afirmaba ayer por la mañana José Manuel, que había acudido desde Burgos a ver la exposición junto a Mar, Santiago y Margarita. Sus impresiones fueron positivas, salvo por el hecho de que «nunca entenderé por qué no se pueden hacer fotos sin flash», a lo que también añadió la posibilidad de mejorar la identificación de los sepulcros.

Aunque este grupo de amigos conocía el camino para llegar a Oña, hizo hincapié en la necesidad de mejorar la señalización de la villa y de la exposición, tal y como también reclamó en una de las oficinas de turismo de la villa un visitante procedente de Santander. Otros preguntaron por la disponibilidad de audioguías y de folletos explicativos de la muestra, que se ofertarán en breve.

Madrid, Castilla y León o Extremadura y, sobre todo el País Vasco, fueron las comunidades que más público han aportado a esta cita con el arte desde que fuera inaugurada por la Reina el pasado martes. De Vitoria llegaron Patricia y Cristina, dos jóvenes para quienes Monacatus era su primera exposición de Las Edades. Venían con sus familias y quedaron sorprendidas con los sepulcros y con la proyección que permite ver y escuchar a religiosos benedictinos cantando en el coro.

La entrada cuesta tres euros, a los que se añaden otros dos si se desea una visita guiada de unos 45 minutos. Margarita Vicente es una de las guías (hay cinco) y de estos primeros días de experiencia resaltó que el público sale «encantado», tanto por las piezas como por el propio monasterio, del que destacan su espectacular claustro. El cuadro de Goya La Oración en el Huerto, San Onofre, los panteones y la Sala Capitular son, a su vez, los principales puntos de interés de los visitantes, que no suelen realizar muchas preguntas y la que más se repite es si actualmente viven monjes en el Monasterio.

Algún despistado.

Aunque el perfil del público es muy heterogéneo, Vicente destacó que en la mayoría de los casos «sabe lo que viene a ver a Las Edades del Hombre y no es la primera exposición que visita», si bien también ha habido algún despistado que ha creído que iba a visitar una muestra dedicada a la evolución humana.

A estos visitantes con ‘experiencia’ también se refirió Jony Arnaiz, propietario de La Despensa de don Sancho, un establecimiento que abrió sus puertas en la plaza el pasado mes de febrero. «Muchas personas que se han acercado a la muestra en estos primeros días ha visitado otras Edades y de ésta salen muy contentos por la grandiosidad del edificio y la distribución de las piezas», comentó.

En su negocio ya se ha notado movimiento, «un goteo de personas que va a más» y que preguntan sobre todo por lo más típico de Oña. Arnaiz está preparando lotes de productos de degustación e incluso ha personalizado alguno de ellos con el nombre de la villa. Además, pronto colocará una silueta de don Sancho para que los turistas puedan fotografiarse y llevarse un simpático recuerdo.

No es el único que está adaptando su empresa con motivo de la apertura de la exposición. En el bar Janfry, su propietario, José Antonio Casa, se encuentra realizando reformas. «Se ha notado la afluencia de visitantes, pero este tipo de eventos empiezan de forma suave y luego se van animando», aseveró este empresario.

Y donde es evidente que se ha producido mayor trasiego es en la Oficina de Turismo, que ha editado planos especiales para la ocasión. «Puede que hasta más del triple que cualquier otro fin de semana de mayo», afirmaron, en referencia a que el sábado pasado atendieron a unas 160 personas.