Los Sampedros como inspiración

Gadea G. Ubierna / Burgos
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El autor del diseño ganador del cartel de las fiestas, Jesús García, ha obtenido el mismo premio en otras tres ocasiones en Burgos y otra más en Zaragoza

Jesús García Vivar se define como «dibujante de cómic frustrado», por lo que aprovecha la convocatoria de los premios para explotar su creatividad. - Foto: Patricia González

 
Jesús García Vivar ha sido una de las estrellas de varias ediciones de los Sampedros sin haber subido nunca a un escenario ni participado en la ofrenda ni en ningún otro acto con un papel destacado. Su participación en las fiestas es tan discreta como visible para la ciudadanía en general porque es cierto que su nombre apenas se destaca, pero está en los programas de mano y en los carteles que se cuelgan por toda la ciudad a medida que se aproxima el 29 de junio. El motivo es que García Vivar, ganador del último concurso para escoger el diseño del cartel de las fiestas, se ha hecho con el mismo premio otras dos veces en solitario, otra en colaboración con otro autor y su creatividad fue merecedora de otros tres accésit (tanto en colaboración con otra persona como en solitario).
Arquitecto de profesión, García Vivar afirma que es «un dibujante de cómic frustrado» y explica que le «gusta mucho dibujar, pero a medida que pasan los años me cuesta más ponerme y podría decirse que necesito tener un motivo para sentarme, así que ¿qué mejor que presentarme al concurso para el cartel de San Pedro?». Las fiestas de la capital han sido fuente de inspiración desde hace muchos años, como prueba que ganara un accésit por un trabajo en solitario en 2005 y otros dos con anterioridad por un trabajo hecho en colaboración con otro autor y tres primeros premios: uno por un diseño que también firmaba Enrique Martín y otros dos en solitario en las ediciones de 2006 y en 2009.
Y aunque la fuente de inspiración siempre son elementos que definen la fiesta de alguna manera, García Vivar suele echar un vistazo a las decenas de programas que tiene almacenados antes de sentarse a dibujar para ver qué ha se ha empleado ya en otras convocatorias y qué no. «Es lo que hice con el cartel de 2006, cuando vi que los danzantes todavía no habían salido y también en 2009 con el flautista tamborilero», explica el diseñador. 
Pero cuando recurrió a esa técnica en esta ocasión se dio cuenta de que «se me habían agotado los personajes, así que se me ocurrió la posibilidad de juntarlos a todos». De esa manera nació Gigantetín Danzarilero, una maqueta de 25 centímetros de alto en la que se han representado todos los personajes típicos de las fiestas atendiendo al más mínimo detalle: los cinturones de papel de estraza tienen hebilla, el tambor luce cintas rojigualdas y la gorgera cervantina no tiene nada que envidiar a la de los timbaleros de carne y hueso. «Me llevó 64 horas de trabajo. Empecé a trabajar en noviembre de 2012 porque mi intención era presentarlo para la convocatoria de 2013, pero al final lo pospuse para este año», explica con evidente satisfacción. «El premio es de 2.500 euros y apenas cubre los gastos, pero ver tu diseño en todos los programas y colgado por las calles es una satisfacción personal muy grande y un reconocimiento al trabajo realizado», destaca.
Y aunque es cierto que tiene especial debilidad por los Sampedros, no son las únicas fiestas en las que busca inspiración. Este año se presentó también al certamen convocado en Villajoyosa -«pero no hubo suerte», apunta- y con anterioridad hizo lo mismo en Pamplona y Zaragoza, capital en la que también obtuvo un primer premio en 1996, que luce en una de las paredes de su domicilio. «Pero no es lo habitual, porque el ser nativo te da un conocimiento de la tradición y la fiesta que quien no ha nacido allí no tiene», concluye este arquitecto y diseñador.