«El alzheimer provoca que, al volcarse tanto, hasta los familiares se olviden de sí mismos»

Raúl Canales / Miranda
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Nuria Campillo • Investigadora

Nuria Campillo durante la conferencia ofrecido en el Centro Cívico. - Foto: R.C.G.

La impotencia que aflora ante el diagnostico de una enfermedad crónica se acompaña, en el caso del Alzheimer, de un cúmulo de interrogantes y dudas. Paliar la sensación de angustia y soledad que invade a los enfermos y sus familiares es el objetivo de la conferencia impartida por Nuria Campillo, quien a través de su experiencia en el campo, ayuda a encontrar respuestas a las preguntas más frecuentes que suelen realizarse en torno a la que ha sido denominada por algunos expertos como «la epidemia del siglo XXI».

Es la demencia más común en las personas mayores pero aún así, el Alzheimer sigue siendo un gran desconocido. La investigadora Nuria Campillo, del Instituto de Química Médica, desgranó en lenguaje sencillo una visión general de la enfermedad en el Centro Cívico Raimundo Porres.

Se habla mucho del Alzheimer pero ¿realmente sabemos lo suficiente de esta enfermedad?

En los últimos años se ha avanzado mucho en este sentido, entre otras cosas, porque desgraciadamente cada vez hay más personas afectadas. Aún así, todavía estamos muy lejos de que la ciudadanía sepa realmente qué está pasando con el alzheimer y quizá se debe a que los investigadores no sabemos transmitir bien los conocimientos.

¿Existen muchas falsas creencias en torno a la enfermedad?

Puede ser, sobre todo en lo referente a la terapia no farmacológica y el trabajo inicial con el enfermo. El momento más duro es el diagnostico ya que cuesta mucho asumir la enfermedad y la solución, aunque suene a hablar por hablar, no es negarlo sino tratar de seguir adelante. Es un aspecto en el que todavía tenemos que mejorar mucho.

¿Hay perspectiva de lograr avances significativos a corto plazo en el tratamiento de la enfermedad?

La terapia farmacológica por ahora es paliativa, enfocada a retrasar el avance en las primeras etapas, con la ayuda de actividades de estimulación, masajes,... Quizá en unos años podamos tener novedades pero por el momento no hay más.

¿Qué importancia tiene la terapia no farmacológica?

Enorme, porque el cariño y la cercanía familiar son vitales para evitar que el enfermo se sienta desprotegido.

¿El cuidador es quién más sufre la enfermedad?

Sí, sin duda, porque el enfermo solo se da cuenta en la primera etapa. Sin embargo, para el cuidador o los familiares cercanos es muy duro ver el avance de la enfermedad. Hay quien equipara el Alzheimer con las etapas de los niños, pero la diferencia es que mientras que en los niños ves evolución, el enfermo no mejora, y eso genera sufrimiento e impotencia.

La mayoría de familiares hablan de una sensación de abandono social.

Es cierto, porque muchas veces el cuidador está un poco dejado de la mano de todos. Además, España es un país con un concepto familiar muy fuerte y muchos cuidadores se vuelcan tanto que se acaban olvidando de sí mismos.

¿Qué le falta a España para mejorar en el tratamiento del Alzheimer?

Dinero. No hay subvenciones suficientes y para muchas familias la enfermedad es una carga económica importante.

¿Qué papel desempeñan las asociaciones?

Fundamental, y en España tenemos la suerte de contar con una red asociativa muy buena y que está realizando un trabajo increíble. El problema, reitero, son las dificultades económicas que atraviesan y que limitan su capacidad de actuación.