La Policía y la Guardia Civil destapan un mínimo de 3 denuncias falsas al mes

J.M. / Burgos
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Librarse de un delito que han cometido, estafar al seguro o vengarse de algún enemigo son las motivaciones de quienes mienten

Los hay que quieren escabullirse de un delito que han cometido y saben que las autoridades les están buscando, quienes pretenden conseguir un beneficio económico y quienes simplemente buscan llamar la atención o vengarse de algún enemigo con el que han tenido algún encontronazo. Tanto en la Comisaría de la Policía Nacional de Burgos como en los cuarteles que la Guardia Civil tiene repartidos por la provincia están acostumbrados a toparse con frecuencia con denuncias falsas que, aunque ínfimas en comparación con las que obedecen a hechos verídicos, hacen que de media se resuelvan tres casos al mes sustentados en una mentira.

De las 36 situaciones de estas características que se resolvieron durante en la provincia, «son comunes las denuncias interpuestas por delincuentes como estrategia para eludir la acción policial y judicial», explican fuentes de la Subdelegación del Gobierno. Suele tratarse, relatan, de individuos que normalmente han sido sorprendidos pero no interceptados en el momento, cometiendo alguna infracción «contra el patrimonio o de tráfico de drogas». En muchos casos, se dejan en el escenario del delito o en su huida un vehículo o un efecto personal que le identifica como autor del delito o de la falta. Viéndose acorralados y con todas las papeletas de ser tarde o temprano identificados, la única salida que ven es la de jugársela y acudir a la Comisaría o al cuartel de turno para denunciar que les han robado el coche, la cartera o cualquier material que les señale como culpables.

En otras ocasiones, según relatan desde la Subdelegación de Burgos, lo que pretenden es conseguir un dinero fingiendo la simulación de un robo para cobrar la indemnización del seguro. Viviendas, coches y cada vez más teléfonos móviles con una póliza que les garantice recuperar el valor en caso de sustracción u otro objeto de las mismas características, pero nuevo.

Y finalmente está quien ni pretende librarse de un problema que se le puede venir encima, ni tampoco tiene interés en beneficiarse económicamente con la denuncia. Lo único que les mueve hasta la comisaría o el cuartel es «el desprecio o la venganza» hacia un tercero, al que implican en un delito. Odio en estado puro.

Las simulaciones de delito son más comunes en la capital, ya que la Policía Nacional resolvió 24 y la Guardia Civil esclareció los otros 12 casos de 2013. Todos los que se detectan, se aclaran. Cien por cien de efectividad.