Hace 20 años, supuso una revolución en Bilbao y se convirtió en uno de sus iconos más representativos. A finales de la década de los 90, la llegada del Museo Guggenheim transformó la capital industrial del norte de España en una urbe cultural, artística y dinámica. Una década después, la sociedad y la política vizcaína propusieron la creación de un nuevo centro de arte vinculado al gran espacio con sede en Nueva York en una antigua casa de colonias en la localidad de Sukarrieta -cerca de la costera Bermeo y situada en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai-. Sin embargo, la crisis económica que vivía entonces el país paralizó la obra, pero no el sueño de realizarlo en el futuro.

Ahora, se quiere dar un nuevo salto artístico y acercarse lo más posible a la naturaleza. La intención de los responsables del centro en España es crear un Guggenheim dos en pleno entorno natural, en concreto una zona próxima a Guernica, también en Urdaibai. 

El actual Plan Estratégico de la pinacoteca, que alcanza hasta el 2020, fija como objetivos principales la consolidación de la personalidad artística del centro a fin de maximizar su liderazgo en el ámbito museístico y educativo. De hecho, su intención es la de reafirmar su posicionamiento como referente artístico y museístico en el ámbito local, nacional, internacional y en el contexto de la red Guggenheim.

El director general del centro de Bilbao, Juan Ignacio Vidarte, se ha puesto manos a la obra y se ha implicado personalmente en lo que denominan una «ampliación discontinua». No en vano, es conocido en el Botxo que este directivo ya ha visitado algunas ubicaciones posibles en la provincia con el objetivo de retomar el proyecto de un segundo Guggenheim para el entorno de la ciudad.