'Morenito de Aranda', de los sueños rotos a realidades soñadas

Juan Pedro Cano / Aranda
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Triunfal 'encerrona' del torero arandino en el festejo que inauguró la Feria Taurina. Compromiso, actitud, disposición y toreo al natural marcaron una tarde que se saldó con un total de seis orejas en el esportón y un público entregado

El diestro burgalés se rompió por naturales ante el tercer astado de la tarde, el mejor de los seis que saltaron al ruedo de la capital ribereña. - Foto: Julio Calvo

Toreros: Morenito de Aranda , nazareno y oro, como único espada. Estocada más descabello (oreja). Estocada (oreja). Estocada casi entera (dos orejas).Estocada tras dos pinchazos (silencio). Media estocada tras dos pinchazos (ovación tras aviso). Estocada tras pinchazo (dos orejas tras aviso).

Ganadería: Se lidiaron toros de distintas ganaderías, correctos de presentación.Núñez del Cuvillo (1º y 5º) Carlos Charro (2º y 6º) Victoriano del Río 3º.  El Torero 4º. Destacaron el buen tercero y el enclasado primero.

Incidencias: Más de media entrada.

A veces, solo a veces, la vida marca guiones imperfectos, pero capaces de tener finales de cine. Finales perfectos para sueños rotos, porque nunca hay que dejar de soñar. Ayer en Aranda, el guión no era favorable. Sin embargo, el protagonista -Jesús Martínez- se encargo de hilvanar el pasado con el futuro en lo que a la Historia taurina se refiere.

Aranda dejó su travesía por el desierto de la mano de su torero, que, en su encerrona, dejó ver ese concepto castellano con poso del Duero y aire del Guadalquivir que lo hace propio. Una mezcla perfecta del toreo sobrio castellano y los pellizcos del sur en sus adornos y en sus formas de sentir el toreo. Todo suma y todo gana en uno de los toreros en activo más a tener en cuenta al margen de un escalafón donde prima más la cantidad que la calidad.

Lo mejor de sí mismo

La encerrona tenía cita con la Historia: por primera vez, un matador de toros burgalés se anunciaba con seis toros. Morenito de Aranda hizo el paseíllo en la plaza de su ciudad despacio, como queriendo para el tiempo, pero ya se sabe que el tiempo no se para, se para el aire para respirar. Y Jesús respiró entre astado y astado para dar lo mejor de sí mismo en cada lidia. Entrega total y el público rendido a su paisano, a su torero, a Morenito de Aranda.

Quiso el destino por la mañana que uno de los toros anunciados fuera rechazado, entrando en su lugar uno de Victoriano del Río -el mejor del encierro- tercero en orden de lidia. Ya de salida apuntó su buena condición y Morenito se entretuvo en un recibo capotero meciendo las embestidas a la verónica con buen  son y compás. Las dos medias de remate, canela pura, los aires del Guadalquivir del chaval del Duero.

Empujó el toro en el caballo y nos equivocó en banderillas al protestar y defenderse más bien. Al igual que en el inicio del trasteo de muleta, pelín protestón. Ahí la mano de Morenito fue vital, firme el arandino templando las embestidas del toro para darle la confianza necesaria y que fuera a más. Mandón con la muleta y gustándose. El astado, a más.

Fue entonces cuando Jesús cogió la muleta con la mano izquierda, la de los millones, y le dio naturales de oro de calidad superior. Asentado, firme, tirando del toro, jugando las muñecas... el toreo eterno, el que pone a todos de acuerdo y no pasa de moda. Morenito al natural, palabras mayores. El de Aranda soltó la zocata para el deleite de sus paisanos como si no hubiera mañana. Entrega total con toreo caro. Mató de estocada casi entera antes de pasear las dos orejas en faena brindada a Juan José Padilla.

Abrió el festejo un toro de Núñez del Cuvillo que tuvo tanta clase como falta de fuerza. Le cogió el aire Morenito, sobre todo, con la mano derecha. Toreo a compás, relajado, gustándose y echando toda la gracia con los pases de pecho. Sobre todo uno, tras un cambio de mano que ahí perdura para siempre en la retina taurina. Dos naturales inmensos y los adornos en cada serie sumaron en una actuación compacta y madura que le valió la oreja.

Solvencia y profesionalidad

Oreja que cortó también al segundo de la tarde. Toro de Carlos Charro que se movió desclasado sin emplearse en ningún momento. Trasteo voluntarioso de Morenito, ganando al animal en cada muletazo y sacando, incluso, lo que no tenía.

Cerró festejo otro toro de Carlos Charro al que Morenito desorejó tras una actuación en la que tuvo que poner todo de su parte desde el inicio a portagayola. Hasta la puerta de toriles se fue el de Aranda para recibir al toro y no dejarse así nada en el esportón. Después, el astado tuvo una embestida descompuesta que no permitió el lucimiento, toco apostar por el arrimón y la firmeza de planta. Querer es poder, pudo la voluntad y el corazón del torero.

Una de las sorpresas de la tarde llegó en el quinto toro. Cogió los palos para banderillear Luis Carlos Aranda, para acto seguido cedérselos a su matador. Morenito se lució en dos pares de poder a poder y un tercero al quiebro. Todo raza, ganas de agradar y el público entregado a su paisano que había visto como recibía al de Núñez del Cuvillo con dos largas cambiadas en el tercio. Poco más tuvo el toro, al que costaba un mundo seguir con clase los engaños. Porfió Morenito en labor entregada cerrada por manoletinas.

Otro astado que tampoco sirvió fue el cuarto en orden de lidia, con el hierro de El Torero, sin emplearse de salida, tuvo siempre un comportamiento protestón. Firme y mandón, Morenito en faena  que llegó atendido cuando hizo un desplante. El toro no tenía mayor lucimiento.

Ahí quedó la tarde, entre los sueños rotos de años anteriores que ayer por fin se convirtieron en realidades soñadas. La realidad de un torero de Aranda que hizo el toreo en su plaza frente a sus paisanos. A veces, es posible ser profeta en la tierra de uno mismo. Como dice la canción, no dejes de soñar. Precisamente porque los sueños pueden cumplirse.