El Hospital del Rey necesita obras de mantenimiento por valor de 2,5 millones

Gadea G. Ubierna / Burgos
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El Estado no ha invertido desde que se terminó la rehabilitación en 1991. La UBU asume reformas urgentes, pero no puede con todo

Desconchados en la zona de acceso a los departamentos. - Foto: Ángel Ayala

Hacer que el Hospital del Rey dejara de ser un conjunto arquitectónico próximo a la ruina y se convirtiera en sede de una Facultad de Derecho todavía anexionada a la Universidad de Valladolid -la UBU se creó en 1994- costó cinco años de obras y 7,8 millones de euros. Han pasado más de veinte años desde que se terminó la rehabilitación en 1991 y, desde entonces, no ha habido ninguna inversión significativa en obras de consolidación y mantenimiento del edificio, propiedad de Patrimonio Nacional aunque cedido en usufructo a la UBU. Durante todos estos años ha sido la Universidad la que ha ido haciendo las reformas necesarias, puntuales a finales de los años noventa y cada vez más frecuentes a medida que van pasando los años. De hecho, el Vicerrectorado de Infraestructuras encargó un informe sobre la situación del Hospital del Rey que ha concluido que el inmueble necesita una inversión de 2,5 millones de euros para arreglos y obras de mantenimiento básicas.

El Vicerrector de Infraestructuras, Juan Manuel Manso, explica que las mejoras que necesita el Hospital del Rey no son diferentes a las de cualquier edificio histórico o domicilio particular, pero hay que hacerlas. Y cuanto más tiempo pasa entre que se detectan y se arreglan, más graves son sus consecuencias. Así, en ese informe de más de 200 páginas al que se remite Manso se han detallado todas y cada una de las ‘patologías’ de las que adolece el orgullo arquitectónico de la UBU. «La obra en el Hospital del Rey se terminó en 1991, así que estamos hablando de más de veinte años de uso con muy poca inversión», comenta Manso, matizando que eso se traduce en que ahora hay problemas en casi todos los tejados y, por lo tanto, humedades e incluso goteras en algunas dependencias del conjunto.

Manso considera que el arreglo de las cubiertas es de lo más urgente, de ahí que la UBUhaya ido reservando pequeñas cantidades en los últimos años para poder dilatar la reforma con ‘parches’ temporales, pero llega un momento en el que se hace imprescindible una obra en condiciones y, sobre todo, un retejado. «El año pasado reparamos uno parcialmente y ahora vamos a meternos con el del decanato, pero hay que hacer labores de limpieza y consolidación en todos. Y los tejados son muy caros», comenta el vicerrector. El principal problema con las cubiertas es el mismo que en cualquier otro edificio: al margen del deterioro causado por la climatología hay que añadir que los pájaros se posan y mueven o rompen las tejas. Esto no provoca una gotera de forma inmediata, pero si no se arregla en dos o tres años, sí. Y es lo que ha ocurrido en algunos puntos de una de las zonas de aulas, concretamente en la denominada de Poniente.

Otra de las medidas que el informe califica de imprescindibles son las relativas a las conducciones de la calefacción. Dada la configuración del Hospital del Rey, los tubos tienen que conectar edificios separados entre sí y, por lo tanto, hay tramos en los que van por debajo de los jardines. «Hay muchos corroídos y hemos tenido fugas varias veces. Se nos va el agua caliente a los jardines, así que sería necesario cambiarlos todos. Nosotros reparamos y vamos poniendo parches, pero no es un arreglo potente», afirma el vicerrector. En este punto, se da la circunstancia de que la UBUsoluciona el problema al poco de comenzar el curso, pero al llegar el buen tiempo se apaga la calefacción y cuando empieza el frío y el sistema se calienta, las juntas fallan y se encuentran con el agua caliente en los jardines, lo cual es lo mismo que tirar el dinero de la calefacción. Y es lo que teme Manso de cara al comienzo del próximo curso 2013/2014.

madera. La rehabilitación del Hospital del Rey se realizó en base a un proyecto redactado por Francisco Rodríguez de Partearroyo y bajo la dirección de José Antonio Gil-Fournier. Al poco de terminarse, recibió el Premio Europa Nostra, un galardón que esta organización homónima dedicada a la defensa del patrimonio europeo concede cada año a la mejor intervención arquitectónica de un bien significativo.

En esa restauración se decidió que toda la carpintería, tanto puertas como ventanas, tenía que ser de madera y, concretamente, se empleó el pino. Ahora, algunos de esos elementos de madera están en fase de putrefacción y, de hecho, la UBU ya ha tenido que intervenir en varios casos e, incluso, reponer puertas y ventanas. El vicerrector de Infraestructuras explica que «la puerta que está enfrente de la ermita de San Amaro ya la hemos quitado y hemos puesto una metálica, aunque con el diseño propio del Hospital del Rey. No sirve cualquier cosa».

Sin llegar a esos extremos, ahora se ha detectado que hay varias puertas que empiezan a pudrirse, como es el caso de la que conecta el edificio del Rectorado con la plaza del Sobrado. «Está entera podrida por la parte de abajo», afirma Manso destacando que reponer esa puerta con otra de sus mismas características «cuesta entre 7.000 y 8.000 euros».

Otra cuestión importante, aunque no tan urgente como las anteriores, es la limpieza de fachadas y no tanto porque la piedra tenga una suciedad exagerada, sino porque empiezan a crecer plantas entre los huecos y juntas. Esto es algo muy frecuente en este tipo de edificios o construcciones y los tratamientos para eliminarlas suelen ser bastante caros.

Del mismo modo, el responsable de las infraestructuras de la UBU considera que sería conveniente una mano de pintura generalizada y quitar los desconchados que empiezan a aparecer en algunos puntos. «La obra más barata que hay es la del mantenimiento, aunque hay a quien le cuesta entenderlo», apuntó Manso, en alusión al hecho de que en estas más de dos décadas de uso el Estado no haya aportado fondos para evitar el deterioro de un inmueble cuya rehabilitación de 7,8 millones pagó al cincuenta por ciento junto con la Junta, que aportó el 30%, y Ayuntamiento y Diputación, que se repartieron el 20% restante.

Y ahora, aunque el inmueble es propiedad del Estado, el uso está cedido a la UBU, por lo que se considera que las obras de mejora debe acometerlas la Universidad. Pero hay que tener en cuenta que la UBU había presupuestado algo más de siete millones para inversiones en el Hospital del Rey y en el edificio de la Politécnica del Vena que la Junta echó para atrás en diciembre, por lo que ahora deben destinar partidas reducidas para obras de menor enjundia. De hecho, especifica que han elaborado este informe, pero no han encargado un proyecto de reforma porque «no hay dinero para una reparación global».