La particular ‘fiesta’ que viven en el seno de UPyD va ya por su capítulo tres, y amenaza con no ser el último. La concatenación de acusaciones, exigencias y desplantes detonada por el abandono del portavoz de su Grupo municipal, Roberto Alonso, y el concejal Julián Altable, derivó ayer en la dimisión de Alonso, aunque no se produjo por los motivos que cabría prever.
Según fuentes municipales, el que desde el martes por la mañana era concejal no adscrito del Ayuntamiento de Burgos comunicó que procederá a formalizar su dimisión de la Corporación, lo que supone que abandona el Pleno y toda representación en el Consistorio capitalino y que su lugar lo ocupará, hasta final del mandato y siempre que lo acepte, el que fuera número 4 de la lista, y hoy coordinador local de UPyD, Mario Díez.
¿YAltable? Pues en este caso, el edil no parece estar dispuesto a acceder a la petición del Partido, que les exigía el escaño acusándoles de haber traicionado a las siglas por pretender defender a los señalados en la denuncia por la gestión de la extinta Caja de Burgos. Es más, la exigencia no hace sino reafirmar a Altable en su intención de permanecer como concejal no adscrito.
«Se me revuelven las tripas solo de pensar que si cedo el puesto se lo doy a los culpables de que todo esto haya sucedido. Se me haría durísimo y, aunque reconozco que lo pienso constantemente, y más desde que Roberto me comunicó que él iba a dimitir, por el momento seguiré», explicó ayer Altable a este periódico.
En el caso de Alonso, las causas de la renuncia son, según la versión de Altable, que «al irse él entra otro concejal de UPyD y así no es necesario que la única concejala vaya al Grupo Mixto, sino que podrían continuar teniendo Grupo propio». Efectivamente, el Reglamento Orgánico de Funcionamiento de Ayuntamiento de Burgos señala que el número mínimo de concejales adscritos a unas siglas para conformar un Grupo municipal es de dos.
Con la dimisión de Alonso entrará a la Corporación un nuevo edil de UPyD y no será necesario consumar el pase al Grupo Mixto de Rosario Pérez, haciendo inocuo el abandono de Altable a efectos de poder acceder a los recursos materiales y humanos (se evita el despido de la persona contratada por el Grupo con cargo a las arcas municipales) del Ayuntamiento, manteniendo también una voz propia y la capacidad de intervención, voto y proposición en todos los niveles. Es decir, Alonso le hace un favor a UPyD.
Así están, hoy, las cosas, si bien las declaraciones de Pérez Pardo señalando causas judiciales como el germen del desencuentro no han sentado nada bien a los aludidos. «Unas horas antes de que nos fuéramos estaba casi llorando y pidiendo que todo se arreglara», recuerda Altable.