La Engaña, sueño o realidad

A. Castellanos / Engaña
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Los alcaldes de Valdeporres y Vega de Pas visitaron ayer el túnel de la Engaña que quieren reabrir • Peña pedirá por escrito al presidente regional que se redacte un estudio de viabilidad económica de la obra

El alcalde de la Vega de Pas, Juan Carlos García (izda.), y el de la Merindad de Valdeporres, Belisario Peña, charlan a la entrada del túnel de la Engaña. - Foto: A.C.

Según las fuentes que se consulten, la cifra de trabajadores que puso su esfuerzo al servicio de esta obra colosal es diferente. Algunas señalan que hasta 9.000 hombres, primero presos republicanos y después civiles, participaron en la construcción de los 6.976 metros del túnel de la Engaña. Muchos dejaron su vida en lo que parecía una realidad y se quedó en un mal sueño, una infraestructura nunca utilizada para su fin, el paso del ferrocarril Santander-Mediterráneo. Más de cincuenta años después, los alcaldes de ambos extremos, el de la Merindad de Valdeporres, Belisario Peña, y el de Vega de Pas, Juan Carlos García, trabajan de nuevo por convertir este sueño en realidad. Ahora, con el fin de convertirlo en un recurso turístico.

En la tarde de ayer visitaron juntos la boca sur del túnel en la Merindad de Valdeporres. Volvieron a contemplar la magnitud de esta infraestructura de ocho metros de ancho y 6,5 de alto y a lamentar que permanezca en el más completo abandono desde que en 1959 se cerrara el ferrocarril Santander-Mediterráneo sin llegar a completarse la ejecución de la trama ferroviaria. Un desprendimiento a unos dos kilómetros de la entrada en 1999 vino a dificultar aún más cualquier iniciativa para reabrir este túnel.

Pero Belisario Peña y Juan Carlos García coinciden en que es una oportunidad que no se puede dejar pasar para conectar el futuro teleférico del Mirador de Pas, que partirá de la estación de Yera, en el  extremo cántabro del túnel, y el parque multiaventura que proyecta el Ayuntamiento de la Merindad de Valdeporres. Ahora les separa una hora de viaje por carretera que se convertirían en apenas 15 minutos con un tren eléctrico.

García trajo ayer a Valdeporres la noticia de que el Boletín Oficial de Cantabria sacó el pasado martes a exposición pública durante un periodo de treinta días tanto el proyecto como el estudio de impacto ambiental de la solicitud de autorización para la construcción del teleférico. Una vez supere este trámite, el Gobierno cántabro sacará a concurso su construcción y explotación que quedarán en manos de una empresa privada. La inversión prevista es de 14,5 millones de euros y el número de visitantes estimado por los estudios realizados para el primer año de funcionamiento es de 190.000, según avanzó el alcalde de Vega de Pas. Mientras, el Ayuntamiento de la Merindad de Valdeporres espera contar el próximo mes con el anteproyecto del parque multiaventura que diseña una empresa especializada y que podría suponer la inversión de 2,5 millones de euros.

Voluntad

Ambos esperan ver materializada una próxima reunión de los presidentes de Cantabria y Castilla y León para tratar diversos asuntos, entre otros, la decisión de redactar o no un estudio de viabilidad económica que ponga precio a la reapertura del túnel. García manifestó ayer que por parte del presidente cántabro «hay voluntad de que se celebre» mientras que el alcalde de Valdeporres solicitará por escrito a Juan Vicente Herrera esta propuesta y que el Gobierno autonómico coopere en la redacción de este estudio. Ambos prefieren no hacer estimaciones de lo que podría costar eliminar toda la roca desprendida en 1999 y dotar al túnel de la suficiente seguridad como para garantizar el tránsito de personas sin peligro.

Ambos alcaldes quieren que el túnel solo sea «de paso para uso turístico con bicicletas, viandantes o un tren eléctrico». En ningún caso plantean que se convierta en una carretera, sino en una forma de conectar dos recursos turísticos en ciernes y reabrir lo que de por sí ya es un atractivo muy visitado. Y es que a pesar de que sus propietarios se esfuerzan en evitar la entrada de personas cerrando el acceso, el candado se rompe una y otra vez.