Los cacos roban el dinero del cepillo en las iglesias de San Mamés y Villacienzo

I. Elices / Burgos
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En la primera de ellas entraron por una ventana y en la otra reventaron la cerradura

La sacristana de la parroquia de San Mamés observa el desorden de la sacristía. - Foto: Ángel Ayala

¿Casualidad? ¿Las bandas de ladrones le han cogido el gusto a profanar las iglesias tras robar la semana pasada en la parroquia de San Cosme y San Damián? ¿O se trata de un mismo grupo, que se está especializando en asaltar templos? El domingo por la noche o el lunes de madrugada los cacos entraron en las iglesias de San Mamés y de Villacienzo, dos poblaciones situadas al lado de la capital. Robaron la recaudación de los cepillos y el dinero que introducen los fieles en los lampalarios cuyas velas encienden los feligreses para recordar a sus difuntos.

Estos dos asaltos guardan alguna similitud con el que ocurrió en la noche del 3 de abril en la parroquia de San Cosme y San Damián, en la ciudad. Los ladrones, en ambos casos, forzaron las cajas que custodian el dinero de los cepillos. Igual que en la iglesia capitalina desistieron de robar ninguna obra de arte y en los tres robos revolvieron la sacristía en busca de dinero.

Ahora bien, también existen algunas diferencias, como en la forma de entrar a los templos. En San Cosme y San Damián los cacos se colaron en el templo cuando estaba abierto, se ocultaron en algún rincón y esperaron a que cerrara sus puertas para actuar. Para salir, rompieron el vidrio de un vano situado encima del pórtico, cuyos fragmentos aparecieron en la calle. Es decir, que quien los rompió lo tuvo que hacer desde el interior. En San Mamés y Villacienzo no utilizaron el mismo modus operandi, aunque es cierto en el templo de la primera localidad se colaron por una ventana muy pequeña, como la que usaron para escapar de la iglesia de la calle Concepción hace un mes. En Villacienzo reventaron la cerradura de la puerta de entrada.

En el templo de la capital no solo se llevaron el dinero del cepillo y los lampalarios, también sustrajeron un cáliz, un portaviáticos (bandeja en la que se coloca la comunión de los enfermos) y una crismera (que contiene los aceites para la unción), efectos todos ellos guardados en la sacristía, cuya cerradura tuvieron que forzar para acceder. Sin embargo, en las dos poblaciones del alfoz, indicaba ayer el párroco, Félix Castro, «sí que desordenaron la vicaría, abrieron cajones, tiraron todo, pero no se llevaron ninguna pieza».

 Una dotación de la Guardia Civil acudió ayer a los 2 pueblos para  recoger pruebas de la escena.