La reserva hídrica está garantizada para toda la campaña del viñedo

diariodeburgos.es
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Los 214 litros por metro cuadrado caídos en la Denominación de Origen los tres primeros meses del año suponen un 10% más de la pluviometría media de los últimos 30 años

Imagen de un viñedo tomada ayer por la tarde, donde se aprecia que aún no ha comenzado la brotación. - Foto: Juan Carlos Hontoria/Edición Rib

La sabiduría popular asegura que nunca llueve a gusto de todos. Una máxima que queda en evidencia cuando se analiza el balance de las precipitaciones caídas durante este invierno. Mientras una parte importante de vecinos de la comarca clamaba por que las persistentes lluvias dieran un respiro e, incluso, entre los agricultores se lamentaban por los daños ocasionados por las riadas que los continuos chubascos habían provocado, hay sectores que valoran muy positivamente la cantidad de agua caída.

Entre los optimistas  están los viticultores, que ven cómo los 214,9 litros por metro cuadrado que, de media, se han recogido en el territorio amparada por la Denominación de Origen Ribera del Duero en entre el 1 de noviembre de 2012 -fecha en la que se fija el comienzo de la campaña- y el pasado 31 de marzo garantizan la reserva hídrica necesaria para cubrir las necesidades de la planta durante esta temporada.

«Dado que la forma de llover no ha sido torrencial, sino que ha llovido de forma bastante suave, podemos pensar que en los suelos se ha acumulado una muy buena cantidad de agua, que será probablemente de utilidad durante la campaña», explica Agustín Alonso, director técnico del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero.

Alonso  reconoce que es una muy buena reserva hídrica para hacer frente a la campaña y a los rigores del verano, ya que el hecho de que la mayor parte de las precipitaciones se haya producido en marzo  «acerca las reservas en los suelos al momento en que serán necesarias, ya que de momento las plantas en Ribera del Duero no han iniciado su ciclo vegetativo».

Hay que tener en cuenta, además, que hasta prácticamente finales de abril las cepas no reactivan su ciclo vegetativo y, en consecuencia, no empiezan a brotar, lo que  ha impedido que las lluvias hayan causado ningún daño a las plantas. «El viñedo en esta zona no suele brotar hasta el 23… Entonces, las lluvias no nos han afectado en cuanto al cultivo», argumenta Alonso.

El análisis de los datos pluviométricos arroja que, de media, en la Ribera del Duero se recogieron durante el pasado invierno un total de 214,9 litros por metro cuadrado. En contra de la opinión generalizada, no supone un incremento excesivo respecto a las lluvias que suelen registrarse en la zona. De hecho, la media de las precipitaciones invernales de los últimos 30 años se sitúa en 192 litros por metro cuadrado. Un dato que arroja que en el invierno 2012/2013 ‘solo’ se ha producido un 10,3% más de lluvias de lo habitual.

PLUVIOMETRÍA ZONAL. La cantidad de agua caída, además, difiere de un punto de la comarca a otro, oscilando de los 183,2 litros por metro cuadrado registrados en Peñafiel a los 304 de Valbuena de Duero, ambos municipios vallisoletanos que distan entre sí apenas una veintena de kilómetros. En la provincia de Burgos, las cantidades caídas oscilan entre los casi 215 litros por metro cuadrado de Aranda de Duero y los 269 de Vadocondes, pasando por algo más de 226 en La Horra.

Lo que sí que llama la atención es que, pese a la percepción popular, el invierno no ha sido muy húmedo, sino más bien al contrario. El análisis por meses permite conocer que únicamente durante marzo se produjo un fuerte incremento de la cantidad de agua caída, multiplicándose por tres la media pluviométrica de los últimos 30 años.